Catequesis, Reflexiones
El camino de la catequesis mistagógica
En este tiempo Pascual, vuelve a hacerse eco el evangelio de los discípulos de Emaus (Lc 24, 13-35) y con él la imagen del camino, que nos invita a caminar, como esos discípulos, los catequistas debemos caminar con Cristo y desde Cristo, y no imponer nuestros gustos o ideas, y dejarnos mirar por Él, por esa mirada que nos hace arder el corazón. Jesús nos hace próximos a los demás, cuanto más ocupa el centro de nuestra vida, nos hace salir de nosotros mismos para acerarnos a los demás. Sin el amor de Jesús no podemos dar testimonio de Jesús, hablar de Jesús. De aquí nace la importancia de la catequesis «mistagógica» que es el encuentro constante con la Palabra y con los sacramentos y no algo meramente ocasional previo a la celebración de los sacramentos de iniciación cristiana. La vida cristiana es un proceso de crecimiento y de integración de todas las dimensiones de la persona en un camino comunitario de escucha y de respuesta (cf. Evangelii Gaudium, 166).
Durante el ENCADI 2017, Monseñor Ariel, fue desgranando las resonancias de este Evangelio, del encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús.
“…mientras estaba con ellos sentado a la mesa, tomo el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron […] contaron […] cómo lo habían reconocido al partir el pan”
Nos decía Monseñor: “La referencia a la Eucaristía es clarísima y patente en el texto que nos viene iluminando. El sello del reencuentro lo tuvieron al partir el pan, en la celebración en torno a la mesa eucarística. En la Eucaristía Dios mismo se hace don y llega para alimentar, sanar y transformar nuestra vida toda. Toda nuestra catequesis debe referirse de todas las maneras posibles a aquel misterio que es fuente y culminación de toda la vida cristiana. Ese acercarnos progresivamente al misterio es un cometido integrante e imprescindible en todo acto catequístico, es uno de sus componentes.”
El N° 166 de la EG continúa:
“Otra característica de la catequesis, que se ha desarrollado en las últimas décadas, es la de una iniciación mistagógica, que significa básicamente dos cosas: la necesaria progresividad de la experiencia formativa donde interviene toda la comunidad y una renovada valoración de los signos litúrgicos de la iniciación cristiana”.
Entendamos la palabra “Mistagogia”: iniciar, introducir en, o educar para los misterios. Entiéndase misterio como el acontecimiento de fe celebrado en la liturgia, es como sinónimo de sacramento.
El Santo Padre nos habla de “progresividad de la experiencia”, porque la catequesis y toda vida cristiana es un proceso, un camino, no algo lineal o automático, se trata de una experiencia vital, con sus idas y vueltas; y de “valoración de los signos” para que las celebraciones litúrgicas sean momentos de anuncio y valoración de la fe, que sean oportunidades de encuentro con personas que no celebran la fe (bautismos, exequias)
Francisco nos anima a ser creativos, a cambiar, adaptarnos para hacer el mensaje más cercano: “Nuestra belleza y nuestra fuerza es que si salimos a llevar el Evangelio con amor, Él camina con nosotros y nos primerea siempre” (Papa Francisco, Discurso en el Congreso Internacional de Catequesis, 27 de septiembre de 2013).