Catequesis

La reconciliación, una relación sacramental – Celebrar el proceso sacramental

EN.CA.DI. 2015 – Nueve de Julio

Por: Pbro. Germán Loriente

Contrición: Conversión – Camino de regreso – Interior del corazón

Formas cotidianas de conversión-reconciliación no es cosa de un momento pasajero, sino actitud y tarea permanentes de la vida. Celebrar en mi vida este paso significa que debe manifestarse en nuestro comportamiento personal y en relación con los demás. Podemos denominarlas “Celebraciones cotidianas” del perdón, y son:

  • El cumplimiento del deber
  • Aceptación de aquellas situaciones vitales en las que se pone a prueba nuestra vida o nuestra fe: desgracia, contratiempo, enfermedad…
  • La caridad con nuestros hermanos: ayuno; limosna… por ej: ayuno voluntario en campañas contra el hambre. Recrear así en mi vida situaciones de justicia equitativa o compasión.
  • La corrección fraterna
  • El perdón mutuo
  • Acciones y gestos por la liberación del hombre y por la justicia
  • Pobreza voluntaria (me solidarizo con los más pobres).
  • Participación en la tarea evangelizadora de la Iglesia.
  • Lectura individual de la Palabra de Dios.
  • La oración y sobre todo el padrenuestro, que nos ayuda a confrontar nuestra vida con la voluntad de Dios.
  • El diálogo penitencial, sincero entre esposos, padres e hijos, hermanos…
  • La confesión a un laico o el reconocimiento de los propios límites y aceptación de la ayuda de un hermano.
  • La revisión de vida por las que confrontamos nuestra vida con las exigencias del evangelio.

 

Confesión: Conciencia de pecado – Conciencia de Dios – Confessio peccati, fidei y laudis

La dificultad no radica en reconocer el propio pecado, sino en tener que confesarlo, y en el modo de confesarlo. En cuanto al modo de confesar nuestro pecado, cada uno debe buscar aquel lenguaje que mejor exprese lo que nos constituye como pecadores, yendo al centro de nuestra actitud o a lo más importante. Podemos llamarlas “Celebraciones confesionales” del perdón:

  • En la oración del “Yo confieso” al inicio de la celebración del sacramento
  • Por medio de la reflexión de un salmo (que me exprese mi situación) mientras rezo y examino mi conciencia; luego puedo expresarlo frente al confesor al celebrar la reconciliación
  • La recitación del Credo como expresión de mi fe en el perdón de los pecados.
  • Rezar Jaculatorias que van preparando mi corazón a la confessio
  • Rezar Canticos del AT o del NT, sobre todo el “Magnificat”
  • En tiempos de retiro o tiempos penitenciales proclamar las “maravillas de Dios” en mi vida intercalando la expresión “porque es eterna su misericordia” a un salmo que yo escriba de modo personal.
  • Oración pública con motivo de fiesta litúrgica o civiles como expresión comunitaria de la confesión

 

Penitencia: Sanar heridas del pecado – Penitencia – dar a los demás

Puesto que vivimos y pertenecemos a una comunidad debemos expresar esta conversión ante esta comunidad a la que ofendimos con nuestro pecado.

La intervención de la comunidad para animarnos, acogernos y perdonarnos. Se expresa en grupos, pequeña o toda la comunidad y sobre todo el ministro.

Hacemos un poco de historia:

En los primeros tiempos de la Iglesia brilla el modo nuevo de Jesús al perdonar. Perdón y reconciliación no son modos nuevos sino actitudes nuevas y contenidos nuevos. ¿Cómo vive la penitencia la comunidad primera?

Se manifiestan dos praxis complementarias:

– La praxis “preventiva – exhortativa” (consejos morales) que ayuda, exhorta y anima a vivir según la vida nueva (1 Co 8, 11-12; Heb 2,12; 1 Tes 5,11-14) .

– La praxis “correctiva” que implica la amonestación fraterna, la mutua corrección y reconocimiento del pecado, la ayuda mutua para convertirse y permanecer fieles (Mt 18, 15-16; Sant 5,16; 1 Tim 5,20; 2 Tim 5,11-14)

A partir del S. III – VIII la Iglesia viene a determinar con más precisión las formas de penitencia. Se cosifica la clase de pecado y se determina una penitencia para cada clase:

– Pecado venial: penitencia cotidiana, obras de penitencia, de caridad, la oración de los salmos, el padrenuestro, el ayuno, la limosna y la oración.

– Pecado mortal: penitencia oficial o canónica. Incluye tres momentos constitutivos: a) entrada al grupo de los penitentes b) la expiación penitencial c) la reconciliación con la Iglesia el Jueves o Viernes Santo.

Muchas de estas formas, sobre todo para ciertos pecados, permanecerán hasta el Renacimiento ( s. XIV – XV) .

Del s. VIII al s. XIII. Se utiliza la llamada “penitencia tarifada” (en occidente desde el s. VI) que modifica sustancialmente el proceso de reconciliación.

Se concreta del siguiente modo:

1º acto: reconocimiento del pecado o confesión, tasación y aceptación de penitencias. El penitente se marcha.

2º acto: cumplimiento de penitencias u obras penitenciales durante el tiempo requerido.

3º acto: vuelta del penitente para la reconciliación y la absolución, que no se da más que al final del proceso.

Del s. XIII al XX el centro de la penitencia viene a ser la confesión o declaración oral de los pecados frente al sacerdote e inmediatamente la absolución, sin esperar que se cumpla la satisfacción u obras de penitencia.

Esto no quiere decir que no aparezca desde el s. XII algunas prácticas penitenciales como son: Las “Peregrinaciones penitenciales” y las “penitencia pública solemne” que se impone por el obispo para el caso de pecados públicos escandalosos y se realza en la cuaresma.

Las “penitencias privadas” se imponen con el Concilio de Trento y aparece como única forma hasta nuestros días y se pone el acento en la confesión del pecado.

La penitencia del Concilio Vaticano II “penitencia de reconciliación” renovará la concepción y la forma del sacramento:

El nombre del sacramento (El Catic expresará los distintos términos para hablar del mismo: sacramento de la conversión, de la penitencia, de la confesión, del perdón, de la reconciliación Nº 1523 y 1524). La concepción de la reconciliación no como algo esporádico sino como proceso dinámico unido a la conversión permanente, la palabra de Dios, la forma de celebrar y los lugares de celebración, etc.

Después de este derroteo histórico, primero hablaremos de las “Celebraciones litúrgicas” del perdón que hoy nos permite expresar nuestra penitencia, y luego podremos agregar algunas expresiones más adecuadas a nuestro carácter y religiosidad.

En primer lugar un grupo que denominaríamos “celebraciones penitenciales”: celebraciones en las que la asamblea congregada, movida por la Palabra de Dios toma conciencia de su pecado, expresa su deseo de conversión por un acto (rito) penitencial y pide perdón a Dios y los hermanos a través de la oración de la Iglesia. Podemos destacar:

  • Las celebraciones penitenciales comunes: recomendadas por el Ritual de la penitencia (no hay manifestación individual de pecado ni absolución) con un ritmo muy sencillo de encuentro, proclamación y reflexión de la Palabra, pedido de perdón, Padrenuestro y oración final.
  • El rito penitencial de la Misa. Forma abreviada de la celebración penitencial. Aunque tiene valor en sí, no debe desvincularse de los restantes elementos penitenciales de la misa: Liturgia de la Palabra, Padrenuestro, rito de la paz, comunión…
  • La celebración espaciada de la Cuaresma: la Iglesia ha considerado la cuaresma siempre como un “sacramento” con esta doble vertiente de espacio comunitario y proceso espaciado. Se destacan tres elementos fundamentales de este proceso: convocatoria de la comunidad (“ceniza”), lectura frecuente de la Palabra (incluyendo EE o encuentro de revisión reflexión), obras penitenciales (ayuno, limosna, abstinencia, caridad…. “Obras de misericordia”… “sopas penitenciales”).

En segundo lugar podríamos destacar “peregrinaciones penitenciales”

  • Las que realizamos de modo individual y que implica recorrer cierto camino físico como expresión de penitencia: las procesiones, peregrinaciones a pie a Luján o Los Toldos, etc. Aquí se puede unir muy bien la celebración del sacramento al final del recorrido, como expresión del abrazo que el Padre Dios otorga al que desandando el camino retorna a su casa, o al inicio del mismo para manifestar la tensión peregrina hacia la Morada celestial.
  • Las peregrinaciones a los diversos Santuarios que pueden incluir un momento sacramental del perdón.

 

Perdón: Palabra creadora – Soplo de vida y aceite – Abrazo del Padre – Celebrar el Perdón.

El cristiano busca convertirse y reconciliarse no solo en la vida y en el encuentro con los demás, sino también en la celebración más específica cristiana: el sacramento de la penitencia.

En la vida del hombre las cosas importantes, los acontecimientos decisivos reciben la consagración de un símbolo o rito. Se celebran y se hacen fiesta. También la conversión y la reconciliación han de celebrarse.

Pasamos a hablar de las “Celebraciones sacramentales” del perdón

  • Rito para reconciliar un solo penitente
    • acogida del penitente: saludo fraternal, lo ideal que se conocieran, sino simple presentación del penitente al sacerdote, señal d la cruz, y se puede pasar a un lugar más cómodo que un confesionario para las distintas partes del rito.
    • Lectura de la Palabra de Dios: siempre tiene que estar, se puede leer o decir de memoria un breve pasaje el sacerdote. La Palabra es la que ilumina, llama y convierte. La puede elegir el penitente antes y llevarla a confesión. O hacerla después en casa o en el templo (O acoger la que se proclama en la Eucaristía).
    • Confesión de los pecados: Puede le penitente comenzar diciendo el “Yo confieso”, mejor es decir con pocas palabras la actitud fundamental y culpable que repetir actos de pecado. Siempre los mortales. Ante todo manifestar sinceridad.
    • Determinación y aceptación de la satisfacción: signo de renovación y compromiso de conversión. Le corresponde ponerla al ministro, pero lo ideal sería que interviniera el penitente. No se extrañe el penitente si algún confesor lo manda a madurar el proceso de conversión por la satisfacción y lo haga volver para a absolución… puede suceder. La satisfacción tiene que estar en la línea de la caridad y la justicia; o promover estudio, reflexión, lectura de la Palabra de Dios, oración… puede orientarse a un servicio de la comunidad: caritas, catequesis, etc… O centrarse en vencer cosas personales: irritación del carácter, sencillez en el trato con los demás, aceptación de la opinión de los otros.
    • Manifestación del arrepentimiento por parte del penitente: Oración sencilla. Pueden usarse las que propone el ritual.
    • Imposición de manos y absolución: El sacerdote extiende ambas manos o la derecha y dice la formula. La fórmula es rica en sí misma: expresa la iniciativa de Dios en la historia salvación, manifiesta la dimensión eclesial e indica los dos efectos propios del sacramento: el perdón y la paz.
    • Acción de gracias y despedida del penitente: el ritual propone varias formas aunque pueden usarse alguna de modo más espontáneo.
  • Rito para reconciliar a muchos penitentes con confesión y absolución individual
    • Ritos iniciales: acogida, oración, Palabra de Dios, homilía, examen de conciencia.
    • Rito de reconciliación: Confesión general, canto o letanía, oración del Señor, confesión y absolución individual, satisfacción.
    • Acción de gracias y despedida: canto, oración de acción de gracias, bendición y envío de los participantes.
  • Rito para reconciliar a muchos penitentes con confesión y absolución general

Forma tan válida como las otras. Queriendo responder a una “grave necesidad”

(Insuficiencia de sacerdotes, afluencia numerosa de penitentes, privación de esta gracia a los fieles sin culpa).