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7 agosto, 2020

Crecer en solidaridad

Pedir confiadamente a Dios providente, crecer en solidaridad para compartir el pan y valorar el trabajo, claves del mensaje eclesial en la conmemoración del santo del pan y el trabajo.

Con las características y peculiaridades de este año signado por la pandemia, se conmemoró a san Cayetano en su día.

La imagen del santo estuvo expuesta para la veneración de los fieles a la puerta de las capillas a él dedicadas o en la entrada de los templos parroquiales. Fue conmovedor observar como a lo largo de toda la jornada y desde horas muy tempranas, personas a pié, bicicletas, motos o automotores detenían un instante su marcha para elevar una plegaria y persignarse mirando la imagen del santo a la distancia.

El obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi, saludó a los fieles y devotos mediante un video transmitido por los medios y en las redes. Por la tarde, presidió la misa central en la capilla de la ciudad de Nueve de Julio, dedicada al santo en el barrio Diamantina. Tanto en el mensaje como en la homilía subrayó la importancia de confiar en la providencia de Dios, de desplegar el potencial solidario a fin de saber y poder compartir afrontando estos tiempos difíciles así como valorar la importancia del trabajo.

En la homilía de la misa, recordó la difícil situación por la que atraviesan cada vez más personas en nuestra sociedad e indicó la solidaridad y la capacidad de compartir lo propio, como el modo de afrontar e ir superando estos momentos críticos: “Cada vez hay más hermanos que están en situación de pobreza, especialmente niños, y es importante que le pidamos a Dios pan y que todos crezcamos en solidaridad para poder partir nuestro propio pan con los que menos tienen” afirmó. Asimismo indicó que el trabajo es un verdadero don que permite, no solamente la supervivencia, sino también la construcción de unas mejores condiciones integrales de vida: “Hace falta el trabajo para que, con nuestra propias manos construyamos un mundo mejor”, especialmente tendremos que ponernos manos a la obra para combatir la pobreza en la pospandemia. Finalmente exhortó a poner la existencia entera confiadamente en las manos de Dios, recurriendo tanto a la intercesión como al ejemplo de san Cayetano, realizando con generosidad y abnegación nuestros trabajos cotidianos.

Al finalizar la misa se bendijo a través de los medios de comunicación las manos de los trabajadores, sus instrumentos de trabajo y los panes.