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“Dios no dejará de sorprendernos en este nuevo año”
El obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi celebró la solemne misa de Año Nuevo el martes 31 de diciembre en la Iglesia Catedral de Nueve de Julio y el 1 de enero en el Carmelo San José de Nueve de Julio. Allí exhortó a los fieles a «comenzar este nuevo año con esperanza, sabiendo que Dios no dejará de sorprendernos con su gracia».
Durante la homilía aseguró que «este año 2020 será un tiempo de salvación si lo vivimos con una mirada de fe y con el anhelo profundo de amar». Y agreg «Los saludos de felicidades que intercambiamos por estos días corren el riesgo de ser meros deseos superficiales y hasta frívolos – agregó-. Sólo serán sinceros, profundos y posibles si nos entregamos totalmente a Dios y a los demás”.
En otro sentido el prelado resaltó el valor de reconocer y agradecer a Dios todos los dones recibidos durante el año que culminó: “acerquémonos al altar para dar gracias y para implorar a Dios que acepte la ofrenda de nuestras vidas”. En ese sentido insistió en que “hay que entregarlo todo: nuestro esfuerzo, nuestro trabajo y nuestro sacrificio…Pero no sólo los éxitos y logros, también debemos ofrendar los aprendizajes que quedaron de nuestros fracasos y de las pérdidas que hemos sufrido”.
Por otra parte al celebrar a María, Madre de Dios, propuso acrecentar las virtudes marianas. Exhortó “a erradicar de los corazones la soberbia, el orgullo y el egoísmo”. “Como María– remarcó-, debemos iniciar este año con verdadera humildad y sencillez». También alentó a los fieles en este año mariano nacional a “imitar a la Virgen María que llevaba alegría y esperanza a los demás”. Por más que sean difíciles los tiempos que se avecinan, jamás debemos dejarnos vencer por el desaliento y la desesperación; al contrario debemos llevar la belleza del Evangelio con renovada audacia y creatividad”.
En especial llamó a todos los creyentes a cuidar y a defender la vida en este año en que se avisora un nuevo debate sobre el aborto. «Una nueva vida desde el vientre de su madre es un grito de esperanza, nunca es una amenaza de la que haya que defenderse sino germen de una bendición para este mundo tan lleno de violencia y egoísmo».
Y agregó que «hoy, al igual que en los tiempos de Herodes, mientras que los pobres se asombraban del don de la vida y la acogían con amor, los poderosos de turno lo ven como una amenaza de la que hay que defenderse incluso llegando a perseguir para matar a los inocentes».
Por último convocó a los presentes a pedir a la Virgen “que nos dé fuerzas para convertirnos en verdaderos portadores de esperanza para nuestros hermanos y tener la gracia de llevar hoy luz a quienes están sumidos en la oscuridad del desánimo, el cinismo, la irracionalidad y la tristeza”.