Noticias, Palabras del Obispo
Eduardo Francisco Pironio: la vida como misión
Homilía del Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio,
Mons. Ariel Torrado Mosconi
Misa de la memoria litúrgica de San Francisco Javier
y aniversario del nacimiento del cardenal Eduardo Francisco Pironio
Capilla del Centro Vocacional “Cardenal Pironio”
Nueve de Julio, 3 de diciembre de 2018
Providencialmente las lecturas de la Palabra de Dios que se acaban de proclamar iluminan y nos permiten entrelazar las otras dos conmemoraciones que hoy nos reúnen: la memoria litúrgica de San Francisco Javier, patrono de las misiones, y el aniversario del nacimiento de nuestro querido cardenal Pironio, quien hoy hubiese cumplido 98 años. ¡Realmente conmueve estar celebrando la eucaristía en el mismísimo lugar donde fue dado a luz!
Permítanme tomar dos frases del Testamento espiritual del Cardenal que nos ayudan a reflexionar sobre dos realidades: la vida y la misión.
¡Magníficat! Te doy gracias, Padre, por el don de la vida. ¡Qué lindo es vivir! Tú nos hiciste, Señor, para la Vida. La amo, la ofrezco, la espero.
De Eduardo Pironio bien puede decirse que era un enamorado y agradecido de la vida ¡Y se le notaba en la serenidad y placidez radiante de su rostro y su sonrisa! Y esto fue así porque siempre comprendió la vida como don, como regalo. Basta pensar en aquello que contaba frecuentemente sobre las circunstancias del embarazo de su madre y la intercesión de la Virgen de Luján. En estos tiempos de amenazas tan variadas a la vida humana, un modo de defenderla, promoverla y cuidarla es mostrarla siempre como don y regalo. Nos es dada, no podemos manipularla ni malograrla. Y de aquí puede venir el verdadero y sano gusto de vivir. Es un regalo que se atesora sin mezquindad, se cuida viviéndola sana y buenamente, y se comparte dándola, amando y sirviendo.
¡Magnificat! Agradezco al Señor por mi sacerdocio… Doy gracias a Dios por mi ministerio de servicio en el episcopado… el Cardenalato es una vocación al martirio, un llamado al servicio pastoral y una forma más honda de paternidad espiritual…Doy gracias a Dios por haber podido gastar mis pobres fuerzas y talentos en la entrega a los queridos laicos, cuya amistad y testimonio me han enriquecido espiritualmente. He querido mucho a la Acción Católica… Dios me concedió trabajar con los laicos desde la sencillez campesina de Mercedes hasta el Pontificio Consejo para los Laicos. ¡Magníficat!
Es de notar cómo entendió siempre sus distintos destinos y encargos eclesiales como una misión de servicio, un ministerio para y en favor de los demás. En la perspectiva que da la historia, hoy podemos decir que la misión y el ministerio de Pironio fue ancho y dilatado, abarcando realidades eclesiales muy bastas. ¡Su misión llegó lejos en el vasto mundo y alcanzó a muchísimas personas de todo tipo y condición! La raíz, la clave y el “secreto” de todo ello está en que supo comprenderla como “salir de sí y darse a los demás” Donación.
El Papa Francisco llama hoy a la Iglesia toda a una permanente actitud misionera y a un gesto evangelizador especial y significativo. Las lecturas bíblicas de hoy nos muestran el camino: salir e ir, convocar y reunir, para iluminar y sanar. ¡Es la tarea de toda la Iglesia y de cada cristiano en el mundo de hoy!
San Francisco Javier, una apasionado de la misión en tierras lejanas y desconocidas -“periferias geográficas y existenciales” como gusta decir hoy día el Santo Padre- nos asistirá con su ejemplo e intercesión. El cardenal Pironio, con su rico magisterio escrito, su espiritualidad profunda y el testimonio de una vida entregada totalmente a las misiones que se le fueron confiando, nos servirá -sin lugar a dudas- como inspiración, modelo y estímulo. Eduardo Pironio, muy en consonancia con la rica enseñanza del Concilio Vaticano II, no se cansó de predicar sobre la gran e imprescindible misión de los fieles laicos evangelizando la sociedad y consagrando al mundo, por medio de encarnación en las realidades temporales y la fuerza de su testimonio.
Agradecidos por su vida, recemos fervientemente para que la Iglesia reconozca pronto su santidad de vida, proponiéndolo como intercesor y modelo para todos nosotros. Así sea.
+ Ariel Edgardo Torrado Mosconi
Obispo de Nueve de Julio