Noticias, Nueve de Julio
El obispo abrió la Puerta de la Misericordia
El sábado 12 de diciembre la Diócesis de Nueve de Julio celebró el inicio del Año Santo de la Misericordia con la apertura de la Puerta Santa en la Iglesia Catedral. La jornada comenzó con la reunión de todo el clero con el Obispo en la quinta Nuestra Señora de la Esperanza. Allí los sacerdotes iniciaron con una celebración de la misericordia guiada por el padre Luis Diehl, en la cual se los invitó a hacer un examen de conciencia desde la Palabra de Dios, para luego trabajar sobre un proyecto para este Año Santo de un Seminario de la Misericordia.
Por la tarde a las 18 hs. en el Colegio Marianista San Agustín, fieles de toda la diócesis se congregaron para celebrar junto al Obispo y los sacerdotes el sacramento de la reconciliación. En un clima de oración y alegría por la misericordia de Dios, se confesaron en primer lugar los sacerdotes y luego cientos de fieles, quienes recibieron el perdón de sus pecados y pudieron experimentar el abrazo misericordioso del Padre.
Al terminar la celebración, se trasladaron hasta el portón de ingreso al Parque municipal para dar inicio a la procesión hasta la Iglesia Catedral. Durante el camino el Pueblo de Dios fue recorriendo un camino de conversión y misericordia. Se los invitó a dar pasos concretos hacia la misericordia y para eso “lo primero descubrir dónde nos encontramos, RECAPACITAR para descubrir que a veces estamos tan lejos de aquella dignidad en la que Dios nos pensó: ser hijos”. En el camino cada fiel iba tomando una piedra como signo de la carga de sus pecados. En segundo lugar es preciso TOMAR LA DECISIÓN de volver a Dios, de dejar nuestro pecado, de no arrojar la piedra contra otros, sino más bien dejarla a los pies de Jesús, es por eso que todos fueron depositando su piedra frente a la cruz que se encontraba en el camino. Luego se invitó a los fieles a CONFESAR, en el doble sentido de confesar los pecados, pero también la fe en el amor del Padre que desde el bautismo nos hace hijos en el Hijo. El cirio pascual fue la luz de donde todos los fieles encendieron una vela que recuerda esa fe recibida en el primer sacramento. En cuarto lugar la propuesta que REPARAR, ya que “la cercanía a la Navidad, en el camino comenzado con toda la Iglesia del adviento, es una ocasión oportuna para regalar al Señor obras concretas que vayan marcando un estilo profundamente evangélico en nuestras vidas y en directa tensión amorosa y comprometida con el prójimo.” A cada persona se le repartió una tarjeta con una de las obras de misericordia para que pueda vivirla como un compromiso para esta Navidad. Por último, llegó el momento de CELEBRAR, con la llegada a la Puerta Santa y la invitación al banquete de la Eucaristía.
Frente a la Puerta de la Misericordia, Mons. Ariel invitó a los fieles a entrar por ella para obtener la misericordia y el perdón, y abriendo la misma ingresó él en primer lugar quien luego invitó al obispo emérito Mons. Martín a atravesar el umbral de la puerta, seguido por los sacerdotes y todo el pueblo de Dios. Durante la celebración se hizo en primer lugar memora de nuestro bautismo como experiencia fundante de la misericordia de Dios que nos hace hijos suyos.
Durante la homilía Mons. Ariel destacó la importancia de este signo al inicio de su misión episcopal “porque quiero que todos en nuestra diócesis se sientan invitados a ingresar a la Iglesia y a encontrarse con el corazón misericordioso de Dios. Deseo que todos puedan experimentar que tienen su lugar en la Iglesia, que nadie por ninguna razón se sienta excluido, discriminado, marginado. Pero la puerta abierta, como ya he insistido varias veces, también es una invitación a que seamos una Iglesia en salida, una Iglesia misionera que sale a las periferias geográficas y existenciales. Que no se queda cómodamente instalada en la indiferencia sino que se conmueve y sale a buscar a los que están lejos.”
Al hablar de la misericordia recordó que “la palabra misericordia nos remite a dos realidades: al corazón y la miseria. Se trata del corazón de Dios que se conmueve y se enternece ante la realidad del pecado y del sufrimiento humano.” Y ante la pregunta sobre si tiene sentido hablar de misericordia ante un mundo que está enfermo de odio y resentimiento, de enemistades y de rencor, de violencia y de discordias, respondió que “en este mundo enfermo sólo Cristo es el médico divino capaz de sanarnos. Por ello la Iglesia trae la medicina capaz de curar tantas heridas abriendo en el mundo la puerta de la misericordia. Abre la puerta de Cristo, nuestra esperanza y la causa de nuestra alegría.”
El obispo exhortó a toda la Iglesia y en especial a los agentes de pastoral a que se dejen transformar por la misericordia” que nos permitirá ser testigos y nos convertirá en misioneros de la divina misericordia” y los invitó a participar de los seminarios de pastoral de la misericordia que se llevarán adelante este año en toda la diócesis. Y como la misericordia no es una abstracción sino una modo concreto de vivir, pidió a todos “que tengan especialmente presente en este tiempo llevar a la práctica estas obras de la misericordia en nuestra diócesis, cada uno personalmente y como comunidad. Que la Iglesia en Nueve de Julio pueda ser ese “hospital de campaña”, que sueña el papa Francisco, que pueda llevar alivio y esperanza a los caídos a causa de la falta de misericordia.”
“No tengas miedo de abrir de par en par las puertas de tu corazón a Cristo, y anímate a abrir tu corazón a todos, sin excluir a nadie, para que todos encuentren en la Iglesia un motivo para seguir esperando. ¡Este es el día del Señor, este es el tiempo de la misericordia!”
Al culminar la celebración en un clima de alegría y fraternidad, con una Catedral llena de fieles, se dio lectura al decreto por el que indica la apertura de otras tres Puertas de la misericordia en nuestra diócesis en las parroquias de Trenque Lauquen, Lincoln y Pehuajó. Finalmente, comunicó algunos nombramientos: el padre Guillermo Gómez será párroco de la Iglesia Catedral; el padre Mariano Cortés párroco de San Anselmo en Peuhajó, acompañado por el padre Francisco Perez Cadierno como vicario; el padre Daniel Cassani será párroco de Ntra. Sra. del Carmen de General Villegas; para la parroquia San Bernardo de América fue designado como párroco el padre Juan Carlos Maturana; y a Ntra. Sra. de los Dolores de Trenque Lauquen irá como cura párroco el padre Juan Pellegrino.
>>Homilía completa de Mons. Ariel<<
Posted by Diócesis 9 de Julio on sábado, 12 de diciembre de 2015