Noticias, Vocaciones

10 marzo, 2021

Experimentando la misión y aprendiendo a pastorear

La experiencia de la misericordia colorea e impregna la formación de los seminaristas no solamente en el aspecto pastoral práctico sino también contribuyendo a moldear un corazón de pastor y un estilo evangelizador definido y concreto. Tal es la síntesis de lo vivido por los seminaristas de la diócesis en su “Misión de la Misericordia” en este verano.

Luego de la convivencia con el Obispo y los sacerdotes en la escuela agrotécnica salesiana en Del Valle, los seminaristas de la diócesis tuvieron unos días de experiencia pastoral en clave de misericordia participando de la vida y la acción cotidiana de algunas parroquias e instituciones en Pehuajó, Nueve de Julio, Mercedes y ciudad autónoma de Buenos Aires.

En las parroquias “San Anselmo” de Pehuajó y “Santo Domingo de Guzmán” de la catedral en Nueve de Julio, los seminaristas participaron de la vida y acción pastoral cotidiana de esas comunidades acompañando y participando del quehacer de los sacerdotes del lugar. Este año, signado por la pandemia y las medidas sanitarias consecuentes, la acción pastoral ha sufrido notables cambios y se ha orientado hacia las obras de misericordia dada la situación de incertidumbre, angustia y problemas de salud o laborales de amplias franjas de la sociedad. La visita a los ancianos y enfermos, a las familias atendidas por Cáritas o la participación en actividades virtuales de acompañamiento espiritual personal, formación u oración y espiritualidad fueron algunas de las tareas de la cuales tomaron parte. La celebración diaria de la Eucaristía junto con el rezo del Vía crucis o algunas iniciativas ligadas al “Año de San José” formaron parte del hacer diario.

Un seminarista hizo su experiencia conviviendo con los jóvenes y el personal del “El Cenáculo” de Mercedes, una comunidad dedicada al acompañamiento y rehabilitación de quienes sufren algunas adicciones. El día a día -que es también su método de recuperación- de esta comunidad terapéutica está basado en la oración, el trabajo y la vida en comunidad. Según testimonio de los mismos jóvenes así como de sus acompañantes, esta forma ha dado excelentes resultados. Sin duda, esta experiencia de misericordia, es una de las más intensas por que enfrenta una de las “llagas” y problemáticas más acuciantes y trágicas que afectan a nuestra sociedad. Y, este camino, es una respuesta promisoria y concreta a esta verdadero drama.

En Buenos Aires, acompañados por el obispo auxiliar monseñor Gustavo Carrara, estuvieron unos días en la parroquia Nuestra Señora del Carme de “Ciudad Oculta” en el barrio de Mataderos lindando con el Mercado de Liniers. En sus conclusiones, los seminaristas destacaron tres vivencias de esos días muy intensos: se rompieron prejuicios, el valor de la religiosidad popular y el testimonio de los sacerdotes del lugar. “Han sido pocos días de mucha intensidad, ya que compartimos del ritmo de vida de la parroquia y salimos también a misionar por las casas” relataron. “Se rompieron muchos prejuicios, porque esperábamos encontrarnos con las etiquetas que venden los canales informativos, pero encontramos rostros, historias rotas, que se quieren levantar con mucha fuerza, que quieren rearmar su vida. Se quieren levantar con una fuerza solidaria, que se ayudan unos a otros a caminar este difícil camino de lucha contra el consumo de droga, sobre todo de “pasta base” afirmaron. “Encontramos una piedad popular que nos sorprendió. Un amor tan intenso a la Virgen, y sobre todo de la comunidad de Paraguay a la Virgen de Caacupé” contaban. “Fuimos testigos de la demanda del sacerdote y del respeto que tienen a él. Y de la entrega del Padre “Tonga”, que como podía respondía a la demanda de toda la villa. Encontrando un gran testimonio de entrega, que nos motivos a volver a sentir que vale la pena ser cura, porque es una vida muy fecunda” contaron con mucho entusiasmo.