Noticias, Nueve de Julio
Festividad de Nuestra Señora de Fátima, patrona de la diócesis de Nueve de Julio
El mensaje de la Virgen a los pastorcitos de Fátima vuelve a dar la clave a la humanidad para superar esta guerra contra el enemigo invisible de la pandemia.
La tarea de recomposición y reconstrucción en el “día después” de la pandemia, tendrá que fundamentarse y apoyarse en una realidad espiritual que la inspire, oriente y sostenga, afirmó monseñor Torrado Mosconi, en la celebración llevada a cabo en el Santuario Diocesano y durante la cual se renovó la consagración de la diócesis a su madre y patrona.
Adecuándose a los condicionamientos por el aislamiento social y las medidas sanitarias ante la pandemia de coronavirus, sirviéndose de las nuevas posibilidades comunicacionales que ofrecen las redes sociales para manifestar, acrecentar y celebrar la fe, se conmemoró a Nuestra Señora de Fátima desde su Santuario de Nueve de Julio. Igualmente se rezó el santo Rosario y se celebró la santa Misa en las muchas capillas de la diócesis puestas bajo esta advocación, siendo retransmitidas por medios y redes sociales.
En el Santuario nuevejuliense se tuvo un momento de adoración eucarística con el santísimo Sacramento expuesto durante el cual se fueron sucediendo reflexiones, plegarias y cantos que los fieles pudieron seguir desde sus lugares de residencia. Luego se rezó el Rosario y finalmente el Obispo diocesano presidió la misa solemne concelebrada.
En la homilía se refirió al sentido de la fiesta y a la actualidad del mensaje de María en Fátima de cara a la actual situación mundial. En alusión al escenario local y global, afirmó: “Ciertamente se avecinan tiempos difíciles, complejos e inciertos. “El mundo ya no será el mismo” oímos decir y con razón. Precisamente por todo ello, los creyentes, debemos tener una mirada y unas actitudes iluminadas por la fe, sostenidas por la esperanza e impulsadas por el amor fraterno. ¡Esa es la “reacción” cristiana!”
Convocando a mirar y comprometerse con el futuro inmediato, sostuvo: “Para ese “día después” harán falta una hoja de ruta, liderazgos y consensos básicos, mucha solidaridad y espíritu de sacrificio, una grandeza y compasión muy altas para proteger a los más vulnerables y desfavorecidos. Y, sobre todo, algo fundamental e imprescindible: un alma, una mística, una espiritualidad que inspire, oriente y sostenga a las personas para que sean protagonistas auténticos de la recomposición y la reconstrucción del tejido social”
Finalmente, planteo que tal resurgimiento deberá estar basado en una realidad y actitudes espirituales fundamentales: “Para estar a la altura de los tiempos necesitaremos sacrificio, otra de las grandes enseñanzas de Fátima, con grandes dosis de austeridad, servicio, compasión y generosidad. Todo esto se va logrando con una espiritualidad que ilumina, conforta y alienta la existencia toda. Y el espíritu se nutre de la oración”.
Al finalizar la celebración el obispo hizo la renovación de la consagración de la diócesis al Corazón Inmaculado de María.