Festividad de Nuestra Señora del Carmen: celebraciones a lo largo y ancho de nuestra diócesis

Las parroquias de Carlos Casares, General Villegas, Pellegrini y Facundo Quiroga, así como el Monasterio “San José” de la Orden de las carmelitas descalzas junto a numerosas capillas -entre ellas las de Veinticinco de Mayo, Los Toldos, Dennehy- a lo largo y ancho de la diócesis, celebraron a su santa patrona la Virgen del Carmen la tarde del domingo o durante toda la jornada del lunes 16 de julio, fecha propia del calendario cristiano.

Precedida por la preparación espiritual en los días de la Novena o el Triduo y misiones en barrios los barrios, se llevaron a cabo la procesión, imposición del escapulario, la santa Misa seguida, en la mayoría de los casos de un chocolate con tortas o una comida comunitaria amenizada con juegos, música y canto.

La advocación de Nuestra Señora del Carmen (o del Carmelo) y la Orden religiosa de monjas y monjes carmelitas están ligadas, desde sus orígenes en el siglo XIII, al Monte Carmelo en Palestina. Lugar ligado, también, en el Antiguo Testamento al profeta Elías y a una comunidad de profetas. Según una antiquísima tradición, la Santísima Virgen entregó allí al padre general de los carmelitas, San Simón Stock, el escapulario o hábito de la orden signo de promesas y gracias espirituales. Este piadoso signo sigue entregándose a los fieles devotos,  precisamente, en torno a la fecha de la festividad de la Virgen del Carmen.

Mensaje del obispo diocesano

“El escapulario tiene un matiz o significación maternal de sentirnos cuidados por nuestra madre, protegidos por nuestra madre del cielo. Por eso este día venimos pedirle para nosotros, nuestra familias, para las carmelitas en particular y especialmente para toda nuestra diócesis su cuidado maternal”, afirmó el obispo en la misa que celebró en el Monasterio de las Hermanas carmelitas el domingo por la mañana, durante la cual bendijo y entregó los escapularios.

Durante la celebración eucarística Monseñor Ariel Torrado Mosconi invitó a los presentes a “contemplar a María como modelo de Iglesia y a profundizar en nuestra misión”.  De este modo  los alentó a la “verdadera conversión pastoral” que significa dejar de ser “cristianos apoltronados y cómodos” en sus escritorios y  sillones para convertirse en “caminantes, peregrinos y verdaderos misioneros  que lleven a cada rincón de la diócesis el anuncio del Evangelio”.  “Debemos emprender este camino pastoral que es el de caminar en comunión para anunciar a todos la alegría del Evangelio. Anunciar a todos significa que tenemos que ser una Iglesia cada vez más en salida … Si bien estamos empeñados en eso debemos seguir avanzando en este sentido porque son muchos los que están lejos, los que se sienten lejos de la Iglesia y para ello tenemos que tener la pasión cristiana de salir al encuentro”, finalizó.