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JMJ2016 – Francisco: “Sean sembradores de misericordia”
Una nueva Jornada Mundial de la Juventud tuvo lugar en la ciudad de Cracovia, Polonia, entre los días 26 y 31 de julio, bajo el lema “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzaran misericordia”. Desde la diócesis partimos 19 peregrinos, entre jóvenes y adultos, oriundos de Pehuajó, Carlos Casares y Lincoln, entre ellos, no podemos dejar de destacar, al Padre Francisco Perez Cadierno, que, con la alegría que lo caracteriza, nos acompañó, guió y nos regaló hermosos momentos durante esta jornada. El deseo que nos impulsaba era encontrarnos con el Papa Francisco y con miles de jóvenes que se acercaron de todo el mundo para vivir 7 días de una experiencia única.
Llegamos el 25 de Julio, nos alojamos en una escuela de Mislowice, localidad que queda a unos 60 km de Cracovia, lo que nos permitió peregrinar todos los días unas 3 horas aproximadamente hacia los parques donde se realizaban los encuentros con el Santo Padre. En estos trayectos que realizábamos a pie, colectivo y tren, pudimos conocer a muchas personas e intercambiar experiencias maravillosas. Vivimos momentos muy lindos, como las misas que el Padre Francisco celebraba en los andenes junto a los peregrinos de países como México, Panamá y Uruguay entre otros que, como nosotros, iban camino a los eventos centrales.
Las llegadas a la estación central de Cracovia eran impresionantes ya que en ese lugar empezábamos a sentir y ver la magnitud de este evento masivo. Cracovia estaba inundada de jóvenes que iban cantando y bailando, con sus banderas, recorriendo las calles de la ciudad.
Los encuentros con el Papa se llevaron a cabo en dos grandes campos; el primero, ubicado en el centro de la ciudad: Parque Blonia. Allí se desarrollaron: la ceremonia de acogida, presidida por el Santo Padre, y el viacrucis. Fue la primera vez que escuchábamos a Francisco y nuestras lágrimas no tardaron en caer. Allí mencionó muchas de las virtudes de los jóvenes, que en amistad con Jesús, saben vivir la vida con ganas, con pasión, con entrega. Nos exhortó a lanzarnos a la aventura de la misericordia, a la aventura de construir puentes y derribar muros, a socorrer al pobre, a acompañar a los que no conocen a Jesús, a compartir Su amor misericordioso.
El día Viernes se llevó a cabo el Vía Crucis. Cada estación se relacionaba a una obra de misericordia. La cruz fue llevada por muchos grupos de jóvenes de diversas asociaciones; comenzó este camino un grupo de refugiados sirios que fueron acogidos en Roma. Nos sigue pidiendo protagonismos en el servicio, que seamos respuesta concreta a las necesidades y sufrimientos de la humanidad, que seamos signo de amor misericordioso.
El sábado comenzó distinto, era momento de peregrinar junto a los millones de jóvenes hacia el Campo de la Misericordia, el cual queda a unos 13 km de la ciudad de Cracovia. En ese recorrido, que empezó cerca de las 11 de la mañana, pudimos ser testigos del amor con que la gente de Cracovia nos miraba: vivimos la misericordia. Muchos vecinos, conscientes del calor y el cansancio, salían a las puertas de sus casas con bidones de agua fresca, galletitas, caramelos o la manguera, simplemente, para refrescarnos. Siempre con una sonrisa y una mirada tierna. Familias enteras que nos saludaban y nos alentaban a seguir en el camino.
Ya en el campo los momentos emotivos se sucedieron uno tras otro; escuchamos varios testimonios de jóvenes de diferentes nacionalidades que recuperaron su esperanza por la gracia de Dios. Pero, sin duda, la adoración eucarística de la noche fue el momento más fuerte. Tras un emocionante discurso del Papa se realizó la adoración al Santísimo Sacramento con meditaciones y cantos. Todos, millones de jóvenes mirando a Jesús, adorándolo a Él.
Luego el silencio profundo de la oración, del encuentro más íntimo con Jesús; el encuentro íntimo entre millones de jóvenes que, al mismo tiempo, estaban, cada uno, a solas con Jesús. Increíble momento, un silencio que traspasaba el corazón, donde podíamos sentirlo cerca, muy cerca.
Al despertar a la mañana siguiente el Papa volvió para darnos la misa de envío, seguimos sumando momentos que quedarán en el corazón por siempre. Compartir el saludo de la paz con un hermano italiano, filipino, francés, mexicano, español, deseándonos la paz del mundo, de nuestras tierras, de nuestros hermanos. Y el Santo Padre nos habló nuevamente ya que, felices por estar viviendo esta experiencia, deseábamos quedarnos siempre allí: “La jornada Mundial de la Juventud comienza hoy y continúa mañana, en casa, porque es allí donde Jesús quiere encontrarnos a partir de ahora”. Nos invitó a llevar el espíritu de Cracovia a nuestra cotidianeidad, a nuestra vida diaria, a nuestra rutina, a compartirlo con amigos, familiares y vecinos. La vuelta fue dura, bajo una lluvia torrencial y fuerte viento, pero nada nos quitaba la alegría y felicidad de seguir compartiendo esta experiencia.
Partimos el lunes 1º de Agosto hacia Roma. El viaje no había terminado; Dios todavía tenía pensado más regalitos para nosotros. Dos días enteros para recorrer una bella ciudad. Nos hospedábamos muy cerca del Vaticano, lo que nos permitió observarlo tanto de día como de noche, no pasó un día sin que fuésemos hasta allí para disfrutarlo. El día miércoles 3 tuvimos la bendición de volver a encontrarnos con el Papa Francisco en la audiencia general. En la misma nos recordó mucho de lo vivido en Polonia. Luego recorrimos la Basílica y pudimos pasar por la tumba de San Pedro y rezar juntos el CREDO, reafirmando en ese lugar tan especial lo felices que somos caminando junto a Jesús y siendo parte de esta Iglesia que él fundó.
Volvimos a nuestro país colmados de felicidad, con el corazón lleno y con el compromiso de contagiar a muchos la misericordia y el amor que Dios ha tenido con nosotros en estos días. Agradecemos a todas las personas que han rezado por los frutos de este viaje.