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5 diciembre, 2022

Jornada de adviento de la mano del cardenal Pironio, profeta de la esperanza

En el aniversario de la ordenación sacerdotal del Venerable siervo de Dios

“La prédica insistente sobre la esperanza y el testimonio de su vida entera, hacen vigente el mensaje del cardenal Pironio en el contexto de nuestra vida eclesial y social actual” Este fue el mensaje del obispo de Nueve de Julio con motivo de una jornada dedicada al Venerable siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio, nacido en esta ciudad.

La jornada comenzó con la misa en el Carmelo San José presidida por dicho Prelado diocesano. En la homilía Mons. Ariel Torrado Mosconi expresó: «El Cardenal Pironio fue un profeta de la esperanza y ¡cuánta falta hace hoy quién nos anime y nos aliente!» Y continuó su reflexión diciendo «En efecto, en estos tiempos difíciles padecemos la enfermedad espiritual del escepticismo, somos profetas de calamidades, y muchas veces contagiamos tristeza, amargura y desaliento».  Y luego siguió diciendo «Necesitamos renovar nuestro espíritu profético para alentar y animar en la esperanza». 

Posteriormente, refiriéndose a la primera lectura bíblica (Is 35, 1-10) dijo: «Isaías nos exhorta a renovar nuestra confianza en medio del desierto. Se promete que van a aparecer flores en las estepas y manantiales de agua en el desierto». Y siguió diciendo «también en estos tiempos difíciles el poder de Dios se manifiesta».

Y, comentando el texto evangélico (Lc5, 17-26), dijo: «Ojalá que nosotros, en este adviento, seamos capaces de llevar a nuestros hermanos al encuentro con Cristo».  Y agregó «Que seamos creativos pastoralmente para encontrar el modo de llevar a quienes se sienten como paralíticos, esto es, imposibilitados de ir por sí solos, al encuentro de Jesús». Concluyó.

En horas de la tarde tuvo lugar una visita guiada a la casa paterna del Siervo de Dios guiada por el historiador y periodista Héctor Iaconis, en la cual se fueron intercalando anécdotas de su vida con el significado de los objetos allí guardados junto a apreciaciones sobre el legado teológico, espiritual y pastoral del purpurado nuevejuliense.

Por la noche la comunidad se dio cita en el Santuario diocesano de Nuestra Señora de Fátima donde el Pastor diocesano tuvo a su cargo una meditación sobre el Adviento, cuya característica principal es ser ocasión y tiempo de esperanza. Para ello el obispo seleccionó algunos fragmentos de diversos escritos del Cardenal Pironio. Comenzó diciendo: “La liturgia nos invita así a la alegría y la esperanza. Así describe Isaías, en la oscuridad dolorosa de los tiempos difíciles, la venida de Cristo, que es la Luz, la Paz, la Alianza. «Un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado… Se llamará ‘Príncipe de la Paz’». Pero el Señor siempre anunció tiempos difíciles: para Él y para nosotros. Nunca predijo a sus discípulos tiempos fáciles o cómodos. Al contrario, les exigió una opción muy clara por la pobreza, el amor fraterno y la cruz”. 

Luego sostuvo: “Para los tiempos difíciles hace falta la esperanza. Pero la esperanza firme y creadora de los cristianos que se apoya en «el amor del Padre, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor» y que exige en nosotros la pobreza, la contemplación y la fortaleza del Espíritu Santo”. 

Al concluir, invitó a contemplar la figura de María, afirmando: “La plenitud evangélica de los tiempos difíciles está marcada por la presencia de María «de la que nació Jesús, llamado Cristo». Cuando los tiempos difíciles irrumpieron en la historia por el pecado del hombre, María Santísima fue anunciada proféticamente como partícipe en la salvación del hombre. Cuando «la llena de gracia» dijo que Sí, los tiempos difíciles se convirtieron en tiempos de salvación. Siguieron siendo difíciles –más marcados con la cruz que antes: «será signo de contradicción y una espada traspasará tu alma»–, pero no imposibles. Porque «para Dios nada hay imposible». Comenzó entonces el cambio de la tristeza en gozo, de la angustia en serenidad, de la desesperación en esperanza. Las tres frases del Ángel de la Anunciación a María son significativas: «Alégrate», «No tengas miedo», «Para Dios nada es imposible». Continúa en la historia esta profunda invitación de Dios a la alegría, la serenidad y la esperanza.

Luego se intercalaron meditaciones, cantos y oraciones mientras se exponía el Santísimo Sacramento con cuya bendición se dio fin a la jornada