Noticias, Nueve de Julio
“Presentemos a Dios las noches más oscuras de nuestras almas”
El obispo de 9 de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi celebró la misa de Navidad el lunes en la Iglesia Catedral de Nueve de Julio. Allí advirtió que “no es posible celebrar esta fecha sin recordar su sentido más profundo de fe: el Niño Dios nace en la noche de Belén y busca entrar en las noches más oscuras de nuestras almas”. Por eso convocó a los fieles a “dejarlo entrar en sus corazones y en sus vidas” para que los “irradie con su luz y disipe sus las tinieblas”.
Durante la homilía que celebró el lunes en la Iglesia Catedral de Nueve de Julio, el prelado exhortó a los fieles a presentar a Dios “esas noches que llevamos muchos dentro: las de nuestro pecado, de nuestras debilidades y miserias, de nuestro sufrimiento y de nuestros miedos como a la muerta y a la enfermedad, y esas tantas otras noches como al dolor de las ausencias o a los distanciamientos”.
De este modo aseguró “se abrirán los corazones al Niño Dios que, justamente, nació también en la noche, en la pobreza, en la pequeñez y en la debilidad. El señor quiere nacer ahí, en mi noche, en tu noche – enfatizó -. Es allí justamente donde quiere manifestar su luz y a traer la alegría y la paz”.
Aclaró, sin embargo, que esas paz y alegría “no necesariamente coinciden con la resolución de los nuestros problemas, sino que significa que creemos, como cristianos, que este niño es capaz de transformar nuestro dolor y nuestras cruces en camino de salvación”.
Torrado Mosconi exhortó a vivir con felicidad esta celebración “más allá de las realidades dolorosas que nos toquen vivir a nivel personal, familiar o en nuestra patria, donde transitamos situaciones de violencia y de divisiones… Porque Dios justamente quiere nacer en estas grietas, como en la que hoy tenemos los argentinos…El quiere traer paz y reconciliación, en medio de este mundo azotado por las guerras, el terrorismo y la violencia”. E insistió a que se reciba “a Jesús con esperanza en nuestras almas” para permitirle “disipar nuestras tinieblas y las del mundo entero”.
Por último exhortó a los presentes a pedir “que este tiempo de Navidad, en particular este día, el Señor nos conduce a esa felicidad ya esa paz serena que solo puede brotar desde la fe”.