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20 abril, 2019

Viernes Santo: una multitud acompañó las celebraciones presididas por el obispo diocesano

Una multitud de fieles acompañó las diferentes celebraciones que se desarrollaron el Viernes Santo en Nueve de Julio, sede episcopal de la diócesis de Santo Domingo.

La jornada,  en la que se conmemora el día la pasión y muerte de Jesús en el Calvario, comenzó por la mañana con la recorrida en bicicleta por las siete iglesias, acto de piedad que se ha hecho tradición en Nueve de Julio desde hace varios años. Allí más de un centenar de niños con sus familias, acompañados por el cura párroco Guillermo Gómez y por el mismo obispo, Monseñor Ariel Torrado Mosconi.

Esta costumbre de “visita a las siete iglesias” comenzó hace siglos en Roma y se ha extendido por todo el mundo.  Estas visitas simbolizan el acompañamiento de los fieles a Jesús en sus recorridos en la noche que fue apresado. De este modo los católicos recordaron, también aquí,  el comienzo de la Pasión de nuestro Señor.

La jornada siguió por la tarde con la celebración principal del día en la Iglesia Catedral y que conmemora la Pasión del Señor. Con el templo a media luz y con el altar despojado de todo tipo de ornamentos, el comienzo de la celebración se realizó en absoluto silencio en donde el obispo se postró frente al altar con el rostro en tierra, recordando la agonía del Salvador.

Posteriormente tuvo lugar la adoración de de la Cruz, en la cual se descubrió en tres etapas el crucifijo que, sacerdotes y fieles, uno a uno fueron besando. También se veneró la imagen de María y se recordó el sufrimiento que padeció como madre del Hijo de Dios.

Durante la celebración el obispo, el cura párroco de la Iglesia Catedral y los demás ministros vistieron con ornamentos rojos, en recuerdo de la sangre derramada por Jesucristo. En la predicación Mons. Ariel Torrado Mosconi dijo “al igual que Cristo fue descartado, humillado y despreciado en su época por los poderosos, hoy hay otros cristos que son considerados como sobrantes de la sociedad: los pobres, los adictos, los niños por nacer, los ancianos y tantos hermanos nuestros heridos en su dignidad”. Por eso animó a los presentes a que se comprometan “a honrar la carne de Cristo en todos los hermanos sufrientes y a trabajar para defender su dignidad y la vulnerabilidad de sus vidas”; remarcó durante su homilía.

El Viernes Santo continuó con la participación multitudinaria de fieles en la peregrinación del Vía Crucis. Este año se volvió a la antigua costumbre de comenzar desde las mismas puertas de la Iglesia Catedral, y que continuó por la avenida Mitre, una de las arterias principales de la ciudad. El punto de llegada fue el “Paseo del vía crucis”, en donde miles de fieles recorrieron las diferentes estaciones desde el momento en que Jesús fue detenido hasta su crucifixión y sepultura.

El Padre Guillermo Gómez, cura párroco de la Iglesia Catedral de Nueve de Julio, agradeció a todos quienes colaboraron en la organización para lograr que la celebración se desarrolle de manera impecable.

Posteriormente monseñor Ariel Torrado Mosconi recordó que:  “a veces el Vía Crucis, me refiero a la pasión de nuestras vidas, se hace muy largo porque es difícil llevar a cuesta nuestra cruz, sintiéndonos muchas veces solos. Sin embargo, hoy nos vamos con la certeza que no la cargamos solos, Cristo la lleva con nosotros. Debemos tener la esperanza cierta que la cruz de la enfermedad, el fracaso, la incomprensión y tantas otros sufrimientos que nos pesan sobre los hombros, si los asumimos con amor, son el medio que nos conduce a la salvación”. Finalmente el obispo impartió la bendición y saludó uno por uno a los fieles que se acercaron.