Palabras del Obispo

Palabra, conversión y misión

Mensaje de Mons. Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio
para la Cuaresma 2017

Nueve de Julio, febrero de 2017

1. “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (cfr. Mc 1,15) con este llamado de la Palabra damos comienzo al tiempo de conversión que Dios nos regala para que abramos nuestro corazón a Jesucristo salvador y renovemos nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. El año litúrgico es el despliegue y la profundización del misterio de Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre (cfr. Hb 13,8) que se nos hace más cercano y “encontrable” manifestándose entonces como nuestro redentor verdadero “camino, verdad y vida en abundancia” (cfr. Jn 14,6 y 10,10). ¡No debemos perder de vista jamás que el núcleo y centro de nuestra fe es el Señor muerto y resucitado! En esto consiste el misterio pascual, fiesta grande de la Vida, en el cual desemboca el camino cuaresmal que iniciamos.

Por eso mismo, ciertamente, la mayoría de las actividades pastorales de nuestras comunidades giran y se realizan en torno a este tiempo de conversión y de gracia. Basta como ejemplo, el que en estos días se suceden las reuniones para preparar la cuaresma y la semana santa, el rezo del vía crucis, retiros o charlas espirituales, celebraciones de la penitencia, peregrinaciones, cenas penitenciales o algunos otros gestos solidarios.

Es de desear que aquella enseñanza capital del Concilio Vaticano II sobre la liturgia como “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (LG 11 y SC 10) se haya hecho realidad concreta y palpable en nuestras comunidades. ¡La celebración se hace vida y la vida se asume en la celebración para ser redimida! Podemos plantearnos personal y comunitariamente: ¿Qué incidencia real tiene la celebración litúrgica en nuestra vida? ¿A qué cosas debemos morir y a cuáles resucitar? ¿Somos capaces de mirar nuestra propia historia personal, las alegrías y sufrimientos, a la luz del misterio pascual? ¿Cómo vamos a preparar, no sólo en actos, sino interiormente, la gran fiesta de la Pascua anual?

2. Por eso mismo nos puede iluminar y alentar el Mensaje para la Cuaresma de este año del Santo Padre “La Palabra es un don, el otro es un don” en el cual, comentando la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (Lc 16,19-31), nos llama a nutrirnos espiritualmente de las riqueza de la Sagrada Escritura para superar el egoísmo y vivir el mandamiento nuevo del amor especialmente con los pobres, sufrientes y desposeídos de esta vida.

Quisiera vincular esta exhortación del Papa a toda la Iglesia con lo que proponía a nuestra Iglesia diocesana en el Mensaje con motivo de su 60º aniversario, intentando  recoger, a su vez, lo trabajado tanto en las reuniones del clero como en los encuentros con los fieles, los agentes de pastoral, autoridades y tantas otras personas a lo largo y a lo ancho de la geografía diocesana. Nos hemos propuesto que la familia; los pobres, enfermos y sufrientes; y los jóvenes en riesgo sean el horizonte al cual debe mirar, tender y confluir prioritariamente la acción evangelizadora. En estas realidades se dejan ver claramente las consecuencias de los errores y confusiones de nuestro tiempo: los vínculos familiares cada vez más endebles a causa del individualismo, la pobreza creciente a causa de la ambición y la corrupción, los jóvenes esclavizados por las adicciones a causa de la falta de educación y oportunidades.

¡La Palabra debe iluminarnos despertándonos del sueño del egoísmo y calentar nuestros corazones para que no se enfríen de indiferencia! Aquí quiero hacer notar que  el llamado a la conversión personal, núcleo teologal y existencial del tiempo de cuaresma, está íntimamente vinculado con la conversión pastoral a la cual me referiré más abajo. Una y otra se implican, reclaman y conllevan mutuamente. Una necesita de la otra para dar frutos de vida, amor y santidad. Podemos plantearnos personal y comunitariamente: ¿Notamos que la meditación de la Palabra de Dios va mejorando nuestra vida haciéndonos más comprensivos, compasivos y misericordiosos? ¿es ella el criterio de discernimiento de nuestras opciones o lo son nuestros gustos, prejuicios e intereses mezquinos? ¿se nota también esto en la organización, la programación y las actividades de nuestros grupos de Iglesia el compromiso concreto con la pastoral familiar, con cáritas y los pobres, con los jóvenes especialmente vulnerables o presa de la plaga de las adicciones?

3. La palabra de Dios nos llama a afianzar la comunión en la fe, la fraternidad y la misión, mediante una responsable “conversión pastoral” en el interior de nuestras instituciones, movimientos y grupos eclesiales, podremos llevar adelante la obra de la nueva evangelización siendo auténticamente “Iglesia en salida, hospital de campaña”. Esta expresión del Papa Francisco debe ser para nosotros mucho más que una frase bonita tantas veces repetida con el riesgo de desgastarla y vaciarla del hondo contenido y el fuerte desafío que conlleva. Relacionándola con el texto evangélico del mensaje papal cuaresmal, podríamos decir que “Iglesia en salida” es la llamada a superar el egoísmo, la indiferencia, la comodidad o el temor, la “miopía apostólica” y la “inercia pastoral” para imbuirnos de “la dulce y confortadora alegría de evangelizar”. “Hospital de campaña” para los “pobres Lázaros” que el pecado, con sus dinámicas y estructuras corruptas y perversas, van descartando y tirando a la zanja de los caminos de la vida.

¡Que se note en cada uno de nuestros rostros la alegría del Evangelio! ¡Qué nuestras parroquias, movimientos y comunidades atraigan por ser espacios de amor, consuelo y paz! Podemos plantearnos personal y comunitariamente: ¿se van haciendo carne de verdad estas hermosas consignas en las que insiste tanto el Papa Francisco? Detallemos en qué lo notamos puntual y concretamente.

4. Con la intención de dar a conocer a cada vez más personas el rumbo pastoral propuesto por el Papa Francisco, y que queremos implementar cada vez más en nuestra diócesis, y a fin de ir acrecentando nuestra conciencia de estas llamadas misioneras e ir afianzando un clima de comunión eclesial en una misma tarea evangelizadora, les vuelvo a proponer -con “pedagógica” repetición- las tres actitudes del mensaje: preguntarnos, proponernos y animarnos como punto de partida, contenido y método de las reuniones, los encuentros y la planificación de actividades de cada grupo eclesial de la diócesis.

¡Una pastoral en comunión es verdaderamente fecunda! ¡Solo una comunidad unida da frutos abundantes! Podemos “preguntarnos, proponernos y animarnos” personal y comunitariamente, no a superponer más actividades sino a encontrar el modo de renovarnos y renovarlas evangélicamente en la comunión y la misión para ser “evangelizadores con Espíritu” (Evangelii gaudium 259).

¡Que el don de la Palabra transforme a nuestra Iglesia particular en una “madre de corazón abierto” para reconocer en los otros un don y vivir unidos en el amor! Es mi esperanza, propósito y llamada para la cuaresma de este año, por lo cual rezo y los bendigo

+ Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio