Una visita al Santuario

La  diócesis de 9 de Julio cuenta hoy con un edificio emblemático que posee  un gran valor artístico y cultural. Sin embargo es su invaluable simbolismo y espiritualidad cristiana lo que hace de este templo un lugar especial a dónde poder acudir con confianza para recibir la gracia de la Virgen.

Los invitamos a comenzar a descubrirlo desde acá…

Ladrillo de la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia

Sobre el dintel de la puerta de entrada se empotró un ladrillo que perteneció a la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia.

La palabra misericordia ya casi no forma parte de nuestro lenguaje corriente. Sin embargo, en un mundo marcado por la agresividad, el resentimiento y la violencia; la comprensión y la compasión y la solidaridad pueden ser su antídoto y remedio. De aquí que el Papa Francisco declaró Año de la Misericordia del 2015 al 2016. Los jubileos se inician y culminan en la llamada “Puerta Santa”.

De allí proviene el ladrillo que llegó como regalo a nuestra diócesis de parte del cardenal Angelo Comastri, archipreste de la basílica de San Pedro en el Vaticano. Formó parte de la pared con que fue tapiada la puerta al clausurar Juan Pablo II el gran jubileo del 2000 y fue derribada en 2015 en que el actual Sumo Pontífice abrió el año de la Misericordia.

El purpurado la envió, según afirma en la misiva con la cual autentifica y remite el regalo, “con el deseo de que el año santo de la Misericordia lo recompense con el don divino de la paz para que pueda sembrarlo en los corazones de todas aquellas personas que encuentre a su paso”.

El ladrillo se empotró sobre el dintel de la puerta de entrada, para recordar a cuantos ingresen en el lugar, que se encontrarán con un lugar en donde se recibe, gesta y cultiva la Misericordia que deberemos llevar al mundo.

Piedra de la tumba del Apóstol San Pedro

En la puerta de entrada también se exhibe un fragmento marmóreo de la tumba de San Pedro, de tal modo que este lugar tiene una adhesión muy especial al Santo Padre y a toda la Iglesia, que es la que administra la gracia a través de las llaves de Pedro.

Tal como afirma una antiquísima tradición que se remonta a las primeras generaciones cristianas y al mismo Nuevo Testamento, el Apóstol San Pedro fue el primer obispo que pastoreó la naciente Iglesia de Roma, sufrió el martirio en el circo máximo y su tumba se encuentra en la colina vaticana donde se encuentra actualmente la basílica.

De allí proviene una piedra destinada al Santuario mariano de nuestra ciudad, acompañada por una carta del Santo Padre, en la que pide al Señor que todos los fieles que concurran al santuario “crezcan en la devoción a la Santísima Virgen y en la práctica fiel de las virtudes cristianas para hacer cada vez más presentes los genuinos valores del Reino de Dios entre los hombres”. Bajo estos deseos y “bajo la mirada misericordiosa de la madre de Jesucristo” concede la Bendición Apostólica.

Reliquia de la sangre del papa san Juan Pablo II

A la izquierda de la imagen de la Virgen de Fátima se exhibe una ampolla de vidrio con sangre del Papa polaco, según consta en la certificación del cardenal arzobispo emérito de Cracovia, Estanislao Dziwisz, se obsequió a nuestro Obispo diocesano y fue colocada en el primer Santuario mariano de la diócesis de 9 de Julio.

Cabe recordar que los cristianos no rinden culto de adoración a los santos. En cambio sus reliquias son veneradas con devoción como muestra de la comunión afectiva con ellos, un modo de tener presente su memoria y una invitación constante a la imitación de sus ejemplos de vida. Las reliquias denotan el valor importante que tiene lo corporal en la visión cristiana de la persona humana librándola así de caer en espiritualismos desencarnados y alienantes.

La Imagen de Nuestra Señora de Fátima

Preside el santuario, la imagen de la patrona de esta Iglesia, y de la diócesis. Esta imagen, más allá de su simbolismo tiene otro valor supremo para nuestra Iglesia puesto que fue confeccionada por el escultor portugués, José Ferreira Thedim. Es el mismo que hizo la imagen que preside la imagen de Fátima en Portugal y que confeccionó bajo indicaciones muy precisas de una de los tres pastorcitos, Lucía  dos Santos (Santa Lucía). Ella le describió los rasgos del rostro de la Virgen, durante las apariciones.

En 1957 fue solicitada por Monseñor Herrera, al inicio de la creación de la diócesis 9 de Julio. Llegó un año después, momento en que fue recibida solemnemente por autoridades locales y provinciales.

La imagen había partido desde Portugal hacia el puerto de Buenos Aires. Desde allí se trasladó en tren hasta la ciudad de Nueve de Julio. Permaneció temporalmente en la Iglesia Catedral donde fue custodiada hasta que se creara un lugar específico donde sea custodiada y venerada. En la base de la imagen, hay una pequeña placa donde aparece la firma del autor.

A pesar que todas las imágenes del santuario fueron cuidadosamente restauradas por especialistas, esta imagen solamente se limpió y mantuvo su desgaste original. Fue a pedido expreso del obispo diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi quien quiso conservar el desgaste natural de los pies y de la base, huellas indelebles “de los miles de fieles que posaron sus manos en la imagen durante décadas para recibir la gracia de Fátima”.

El retablo

El retablo principal fue rescatado de los depósitos municipales. Pertenecía a la iglesia Santo Domingo de Nueve de Julio antes de la reforma posterior al Concilio Vaticano II. Fue restaurado cuidadosamente por especialistas y numerosos colaboradores e instalado en el presbiterio del actual santuario. En la hornacina central se encuentra una imagen de santo Domingo de Guzmán que presidió el altar mayor de la iglesia matriz -luego catedral- hasta que fuera reemplazada por la actual imagen. En las hornacinas de la izquierda y derecha, se ubican las imágenes de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, como se explica en detalle más abajo.

El Sagrario

El sagrario pertenecía antiguamente a la parroquia de la Iglesia Catedral. Fue totalmente restaurado, logrando recobrar su belleza original. En él está reservado el Santísimo Sacramento de la Eucaristía para poder llegar la sagrada Comunión a los enfermos y personas impedidas. Su finalidad es también para la oración -particularmente de adoración y contemplación- “A través de la Adoración Eucarística permanente  recuerda que el Señor está disponible, día y noche, esperando que nos acerquemos a él” como afirma monseñor Torrado Mosconi en una catequesis sobre el Santuario.

Imágenes de Santo Domingo de Guzmán y de San Pedro y San Pablo

Preside el retablo Santo Domingo de Guzmán, patrono de la ciudad de Nueve de Julio. En sus laterales, lo acompañan  San Pedro y San Pablo. Las imágenes de los dos Apóstoles, celebrados conjuntamente el 29 de junio, evocan la comunión con la Iglesia de Roma y de la cual son patronos, que “preside en la comunión” a todas la otras Iglesias particulares extendidas por el mundo, en expresión de san Ireneo de Lyon. Pone de manifiesto, asimismo, nuestro lazo con el Santo Padre, obispo de esa sede de Roma y pastor de la Iglesia universal.

Los misterios gozosos del Rosario, en las paredes

Como un manto que abriga a los fieles, los ventanales superiores del templo tienen representados los misterios gozosos del Rosario: la anunciación, la visitación, el nacimiento, la presentación del niño Jesús en el templo, y Jesús perdido y hallado en el templo.

De este modo el lugar recuerda que la virgen nos exhorta de manera general a la oración y de manera particular al rezo del rosario. Por eso, quien entra a este lugar experimenta inmediatamente como el Señor nos llama a la oración y a contemplar los misterios centrales de nuestra fe, iluminados y guiados por la Santísima Virgen, nuestra madre.

Las intervenciones artísticas fueron realizadas por la artista plástica Mónica Corrales, junto a numerosos colaboradores de la comunidad. La técnica empleada es novedosa para los templos y consiste en la aplicación de venecitas sobre vidrio.

Los misterios gloriosos, en la cúpula

En la cúpula interior del templo se representaron los cinco misterios gloriosos. Fueron realizados por el artista polaco,  Boguslaw Rafal Ziólkowski, quién llegó a la Diócesis de Nueve de Julio gracias a los vínculos que estableció Monseñor Ariel Torrado Mosconi durante una visita que realizó con aquel país en ocasión de disertar sobre el Cardenal Pironio. 

Cada una de estas imágenes posee una extensión aproximada de tres metros cuadrados. En una primera visita del artista en el año 2016 pintó el primer misterio, la Resurrección, que se encuentra sobre el altar y el tercero, la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen y los Apóstoles .En agosto de 2019, en una segunda visita,  completó la serie, con la Ascensión, la Asunción de María y La Coronación de la Virgen.

Las Virtudes de la Virgen, en flores

Los ventanales inferiores están artísticamente decorados, también con la técnica de venecitas sobre vidrio, con las cuatro flores que  representan  las virtudes más solemnes de nuestra madre:  la pureza, la humildad, la fidelidad y  el amor incondicional. Se tratan de la violeta, la rosa, el lirio y la flor de lis.

Vía crucis

Las paredes laterales exhiben las 14 antiguas  estaciones del Vía Crucis, que pertenecieron a la Iglesia Catedral y que también se restauraron.

Como todos sabemos, el Vía Crucis, o camino de la cruz, es una de las devociones extendidas de nuestra fe cristiana y se refiere a los diferentes momentos vividos por Jesús de Nazaret desde su prendimiento hasta su crucifixión y sepultura. 

La fachada

El frente del edificio de la antigua capilla fue decorada por la artista plástica Mónica Corrales con el esgrafiado, una técnica decorativa que consiste en desbastar con grosores variables una especie de cemento y cuyo profundidad en el grosor de las incisiones determinar el color a resaltar. 

Con el esgrafiado se diseñaron cinco imágenes alegóricas  a las apariciones de la Virgen. Las dos primeras dan sobre la calle Mendoza y en ella se pretendió representar la  aparición mariana propiamente dicha a los pastorcitos y la danza del sol. Esta imagen se refiere al fenómeno sobrenatural conocido como “El milagro del sol” y que ocurrió el 13 de octubre de 1917  cuando un fenómeno sobrenatural ocurre ante presencia de miles de personas que se congregaban en Fátima (Portugal) esperando los mensajes de la Virgen María.

Las tres imágenes restantes se encuentran sobre la avenido Cardenal Pironio e incluyen a la Virgen entregando el Rosario a los tres pequeños santos niños; los pastorcitos en actitud contemplativa y al pueblo de Dios, en actitud orante, contemplando a la virgen.

Una peculiaridad es que la artista plástica ha intentando representar entre el pueblo, a personas de la localidad de Nueve de Julio, que en silencio, custodian y velan el lugar desde hace 60 años.

De esta manera se pretendió personificar el llamado de la Nuestra Señora de Fátima a todo el pueblo diocesano hacia el santuario.

El jardín de la Virgen

El objetivo de este espacio es que la santísima Virgen tenga un jardín permanente y que los peregrinos cuenten con un espacio natural favorable para el recogimiento, la meditación y la oración.

Está ornamentado con flores diversas, muchas de ellas que coinciden con las flores tradicionalmente relacionadas con María como las rosas, los lirios y las violetas. Asimismo cuenta con una retama de la planta original sobre la que se apareció a los tres pastorcitos, traída especialmente desde Portugal.

En la medianera del patio existe un un mural  confeccionado por los mismos artistas plásticos que estuvieron a cargo de las obras del templo y la colaboración generosa de muchos fieles.

Para su elaboración se utilizó el trencadís, una técnica mixta creada por el famoso artista Antoni Gaudí y que consiste en la aplicación ornamental del mosaico a partir de fragmentos cerámicos, básicamente azulejos, la mayoría de ellos fueron donados por la comunidad. 

En este caso en particular, la obra artística comunitaria  se complementó además  con venecitas, vidrios de colores, espejos y fragmentos de porcelanas o lozas. Además se combinó con revoques coloreados, debido a la amplia extensión de la superficie a embellecer.