Nuestros orígenes
Nuestra Señora de Fátima, sus orígenes en Nueve de Julio
La imagen de la Virgen de Fátima llegó desde Portugal a Nueve de Julio el sábado 10 de mayo de 1958, por iniciativa del primer obispo de la diócesis, monseñor Agustín Adolfo Herrera, cuyo deseo era erigir un templo para venerarla y luego, convertirlo en santuario.
La imagen ingresó a la ciudad desde la Ruta nacional nº 5 pasadas las 15 hs., escoltada por automóviles y motocicletas. La recepción oficial tuvo lugar frente a la estación del Ferrocarril Sarmiento. Luego de entonarse las estrofas de los himnos de Fátima y el Nacional, hicieron uso de la palabra el dr. Julián Carlos, presidente de la Comisión de recepción de la Imagen; el Intendente municipal, Adolfo Poratti y el Obispo, monseñor Herrera.
La jornada continuó con una procesión por la avenida Vedia hasta la Iglesia Catedral, donde el Prelado celebró la santa Misa y en la cual quedó la Imagen en custodia. Las puertas del templo mayor de la diócesis quedaron abiertas hasta pasada la medianoche y fue incesante el paso de los fieles peregrinos, provenientes de todas las parroquias de la diócesis, para contemplar la imagen y rezar ante ella. Antes, había tenido lugar una conferencia del Padre Antonio Martínez sobre la Virgen de Fátima y su mensaje.
La ciudad se despertó, al día siguiente, con el ruido atronador de disparos de bombas y el redoble de las campanas, que la convocaban a los actos de culto.
Delegaciones de todos los puntos de la diócesis se concentraron a media mañana en la plaza principal, portando estandartes y letreros alegóricos, para escuchar la Misa de campaña.
La jornada continuó por la tarde con un concierto musical de la Banda del Regimiento VI de Infantería de Mercedes. Prosiguió con una procesión por la calle Libertad hasta el predio frente a plaza Italia, donde se bendijo y se colocó la Piedra Fundamental del entonces futuro templo de Nuestra Señora de Fátima.
Esta segunda jornada concluyó con la consagración de la Diócesis al Inmaculado Corazón de María.
Nuestra Señora de Fátima, co-patrona de la diócesis junto a Santo Domingo de Guzmán
Diez meses después de la llegada de la imagen sagrada, exactamente el 23 de marzo de 1959, su santidad el papa Juan XXIII, mediante una Bula, declaró a Nuestra Señora, la Virgen santísima, en su advocación de Fátima, como co-patrona de nuestra Diócesis junto a Santo Domingo de Guzmán, titular del templo catedralicio.
Esta petición también la había realizado monseñor Herrera, movido por el significativo crecimiento de la devoción de los fieles a esta advocación, en tan breve tiempo.
“Todos los mortales que huellan la tierra, felices dirigen sus pasos hacia la eternidad, si con sinceridad de corazón veneran a la Santísima Virgen; si inspiran su vida virtuosa en los ejemplos suyos; si, en fin, con laudable ahínco propagan la devoción a su Inmaculado Corazón”, Así comienza el documento papal, con el cual instituye y declara “para siempre, a la Santísima Virgen de Fátima, patrona principal ante Dios, juntamente con Santo Domingo Confesor, de la diócesis de Santo Domingo en Nueve de Julio, con todos los honores y privilegios litúrgicos que le competen”.
Con una Carta pastoral presentando la Bula del Papa, el Prelado diocesano, invitó a sacerdotes, religiosos y fieles “a elevar desde el fondo del alma, con sinceridad de verdaderos hijos, nuestra humilde pero ferviente plegaria para que Ella nos ilumine en los momentos de duda, nos fortalezca en los días inciertos, nos dé seguridad en los peligros, sea la causa de nuestras alegrías, el dulce consuelo en nuestras tristezas, y en todo momento se muestre la madre que nos dé a conocer su amor”.
Parroquia y templo provisorio
Para concretar el deseo de los fieles y el anhelo del flamante obispo, casi en el mismo momento de la llegada de la Imagen, se realizó una gran convocatoria pública y varias reuniones hasta lograr conformar una Comisión de Obras parroquiales para levantar el futuro templo.
Conmovedor y significativo fue el entusiasmo y la participación de la gente: niños vendiendo revistas por las calles, recolección de más de 20.000 botellas de vidrio, kermeses, rifas, partidos de “baby fútbol” –de allí proviene la actual “canchita”- recepción de donativos anónimos, entre otras tantas iniciativas con la finalidad de recaudar fondos.
Así se llegó, al 13 de mayo de 1961 día de la inauguración del salón parroquial, que sería la capilla provisoria y en donde comenzó a celebrarse la Misa dominical.
Unos meses después, el 4 de agosto de ese mismo año, se crea la parroquia Nuestra Señora de Fátima. El territorio geográfico que abarca se extiende desde la calle San Luis -hoy Cavallari-, en toda su extensión, hasta la Ruta 5. El domingo siguiente, 6 de agosto, tomaba posesión y prestaba juramento el primer Cura párroco, el padre Jacinto Anglada, de recordada memoria, del grupo de sacerdotes catalanes de la diócesis de Vic, quienes durante varias décadas prestaron ayuda en la nuestra.
Desde entonces, se reservó permanentemente el Santísimo Sacramento, comenzó a celebrarse la santa Misa diariamente, se abrieron los libros parroquiales, fueron constituyéndose las entidades parroquiales y la actividad pastoral fue cobrando vida, hasta alcanzar un notable fervor y vigor tanto en la dimensión espiritual como caritativa-social. Al Padre Anglada le sucedieron Ignacio Rivas, José Rossell -todos ellos de la diócesis de Vic- luego Rául Infanzón y Ernesto Eraso. Fueron también Administradores parroquiales Luis Diehl, Carlos Arive, Carlos Tibberi, Daniel Camagna y Guillermo Gómez, al mismo tiempo que eran párrocos de la Iglesia catedral. Cabe destacar el empuje de un nutrido grupo de laicos, quienes durante años impulsaron una vasta tarea de orden catequístico, litúrgico, apostólico, de promoción humana y misionera, que cristalizaron en la edificación de las capillas Sagrado Corazón, San Cayetano en Diamantina, San Antonio en lo que es hoy Ciudad Nueva y Medalla Milagrosa en El Provincial, o el vigor de la Pastoral de la Salud, la Legión de María o la Renovación carismática.
No está de más recordar, en orden a clarificar, que en las intenciones de monseñor Herrera, la primera Comisión y la feligresía, estaba el proyecto de un templo para ser destinado a santuario en los terrenos que actualmente ocupan las cocheras. En los terrenos de enfrente, junto a la canchita de futbol, se levantó un edificio con aulas para la catequesis y reuniones con un amplio salón en la planta alta. El local proyectado para salón y cine parroquial siguió funcionando como iglesia hasta la actualidad. ¡El templo fue provisorio: la comunidad parroquial resultó muy fecunda y fructífera!