Noticias
Acompañados y sostenidos por la mirada de la madre
46° Peregrinación al Monasterio de Los Toldos
“La confianza es la actitud propia del peregrino que se sabe y siente sostenido por la mirada de Dios” afirmo el obispo Ariel Torrado Mosconi durante la peregrinación diocesana anual al monasterio de Los Toldos.
Desde el anochecer del sábado 9 hasta la primera hora de la mañana del domingo 10 de noviembre y a pesar de la lluvia, adultos, jóvenes y adolescentes de distintas comunidades de la diócesis de Santo Domingo de Nueve de Julio, peregrinaron en dos columnas hasta la abadía benedictina “Santa María de Los Toldos” donde se venera la imagen de la “Virgen Negra” traída por los primeros monjes provenientes de Suiza. Una columna partió, ya entrada la noche, desde la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Pilar de la ciudad de Los Toldos y la otra, al finalizar la misa vespertina en el santuario diocesano de Nuestra Señora de Fátima de Nueve de Julio. El lema fue el mismo que el de la peregrinación a pie a Luján: “Madre, bajo tu mirada buscamos la unidad”.
El Obispo diocesano celebró la misa de envío de la columna nuevejuliense en el santuario de Fátima el sábado por la tarde. En la homilía, comentando los textos bíblicos de la misa dominical, se refirió a la mirada de Jesús: “Nuestra mirada suele ser, a veces, superficial, prejuiciosa, distorsionada. La mirada de Jesús, mira y descubre siempre el corazón, él ve, sabe y comprende quién somos realmente y que hay en nuestro interior más profundo”. Luego invitó a contemplar a estas dos viudas de la cuales nos habla la Palabra: “ellas dieron todo porque pusieron su confianza en Dios, dieron todo de sí, sin egoísmos, porque se apoyaron en la confianza”. Finalmente invitó a los peregrinos a caminar en esta noche y durante toda la vida poniendo toda la confianza en Dios. “Busquemos la crecer en la confianza en Dios. Peregrinar es salir de la inercia y abandonar seguridades, es confiar. Emprendemos este camino cargados con la mochila de la vida. Digamos: Señor pongo toda mi confianza en vos y miremos a María, modelo de despojo y confianza. En su casa y en su corazón aprendemos qué es la confianza”. La “misa del peregrino” tuvo que celebrarse en la iglesia del monasterio por la persistencia de la lluvia, al contrario de otros años que se lleva a cabo afuera dada la afluencia de peregrinos. En la homilía de esta concelebración de la cual tomaron parte varios sacerdotes de la diócesis, así como de la comunidad monástica, el Pastor diocesano partió de la mirada de Jesús: “Jesús nos mira y nos ayuda así a reconocer nuestra propia verdad, quienes somos realmente delante de él, dejémonos mirar para vivir en la verdad, en la humildad”. Luego se refirió al ejemplo de las dos viudas a que hacen referencia los textos bíblicos: “Salieron de sí, de su egoísmo, de su mezquindad y confort, sin cálculos ni reticencias. Salir del egoísmo nos hace crecer, a vincularnos, a convivir. No podemos quedarnos encerrados en nuestro propio egoísmo, es una forma de no-vivir”. Más adelante aplicó el mensaje de la Palabra a la realidad del peregrino: “peregrinar es caminar bajo la mirada veraz y liberadora de Dios, y se hace desde la confianza, poniendo todo en sus manos. La confianza despierta la esperanza que es la virtud que marca el ritmo del peregrino”. Concluyó haciendo alusión al lema de la peregrinación, el cual también hace alusión a una mirada, en este caso a la de María, que también acompaña el caminar del creyente y el de toda la comunidad eclesial: “Podemos entender a las dos viudas de la Biblia como figura de María, modelo de despojo, entrega y confianza en el Señor. Ella entonces guía nuestro caminar y nos invita a confiar siempre”.
Junto a los peregrinos de Los Toldos y Nueve de Julio participaron grupos o personas que caminaron por su cuenta provenientes de Trenque Lauquen, Carlos Casares, Lincoln, Gral. O´Brien, French. Significativa fue la presencia de jóvenes pertenecientes a grupos parroquiales y adultos de varios movimientos eclesiales, así como la de los seminaristas que animaron las dos columnas durante la noche y se encargaron de las celebraciones litúrgicas. Cabe destacar la presencia de los sacerdotes en ambas columnas, algunos venidos de los extremos de la diócesis.
Héctor, de Nueve de Julio, recordó emocionado los esfuerzos de organización y la transmisión radial de la primera peregrinación: “Rezábamos el Rosario y una columna contestaba a la otra, saliendo en la emisión radial. Esta era animada, desde los estudios, por el Padre Mamerto y “Tota” Ranzzatto, quienes animaban a los peregrinos leyendo mensajes de quienes no caminaban y acompañando la oración”. Sebastián, un adulto que dijo marchar con una “pesada mochila”, se alegraba de poder compartir con otros esa marcha: “Para mí esta noche tiene momentos de profundo silencio que me ayudan a pensar y poner las cosas en orden dentro mío, pero también momentos de un compartir, conversar muy hondo ¡No sabés lo bien que me hace!”. Jorge y Graciela todos los años acompañan a los peregrinos de Nueve de Julio hasta la Ermita de la Virgen en la ruta 65: “Esta peregrinación es sentida por toda la ciudad, podamos o no participar, los nuevejulienses nos sentimos representados por los peregrinos que llevan nuestras intenciones”. Cabe destacar que la nota de alegría y buen humor la pusieron los jóvenes que fueron animando incansablemente con su canto, rezos y hasta bailes, el caminar de los peregrinos.