El testimonio del amor evangeliza por sí sólo

San Cayetano en la diócesis de Nueve de Julio

“San Cayetano de Thiene y Santa Mama Antula dejaron honda huella en su entorno, en su época y aún siguen iluminándonos y marcándonos un testimonio por el camino del testimonio, el ejemplo y el compromiso” afirmó monseñor Ariel Torrado Mosconi al presidir las fiestas patronales de la capilla San Cayetano en la localidad de General Villegas.

La tarde del miércoles 7 de agosto tuvo lugar la procesión y santa Misa en la capilla de San Cayetano, de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de General Villegas, presididas por el obispo diocesano de Nueve de Julio Ariel Torrado Mosconi y concelebrada por el párroco local padre Tomás Wargocki, con la participación de numerosa feligresía, delegaciones escolares y de instituciones, encabezadas por el intendente municipal Gilberto Alegre.

En la homilía, el Pastor diocesano, evocó tanto la figura del santo que se estaba celebrando como a la de santa María Antonia de la Paz y Figueroa, “Santa Mama Antula”. Cabe destacar que, en esa comunidad de General Villegas, la devoción a la santa difusora de los ejercicios espirituales de San Ignacio, está muy arraigada. Desde hace más de cien años, el colegio María Inmaculada, es centro de difusión de la vida y misión de la santa laica consagrada argentina. Ella fue la que trajo la primera imagen del santo italiano a nuestras tierras e introdujo su devoción entre nosotros.

«Dos santos que dejaron huella en su tiempo y siguen iluminándonos con su testimonio. Ambos nos recuerdan dos realidades esenciales, necesarias, en la vida de las personas y de los cristianos: el pan espiritual y el pan material. San Cayetano nos recuerda que el fruto de la justicia y, sobre todo, del amor, la caridad y la misericordia, es el pan que se consigue mediante el trabajo y se comparte generosamente con los más necesitados. Trabajar y compartir son dos caras de la misma realidad cristiana, lo uno sin lo otro, no sirve ni vale de nada. Santa Mama Antula nos recuerda la necesidad del pan espiritual, del alimento del alma, por eso se preocupó tanto de difundir los Ejercicios Espirituales de San Ignacio en todos los ámbitos de la sociedad. También nosotros como Iglesia, debemos buscar y difundir hoy las mejores formar de ayudar al encuentro con Dios en la oración y los retiros espirituales, ahí está el pan de Dios” afirmó enfáticamente el Prelado diocesano.

En un clima de auténtica fiesta popular, los asistentes compatieron tortas y chocolate, que los reunió a pesar de las inclemencias del tiempo y el fuerte viento.