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La oración reafirma la comunión y reaviva la misión

Jornada sacerdotal y Misa crismal en Nueve de Julio
“La oración y la vida espiritual toda consiste en entrar en nuestro interior y allí, en el encuentro con el Señor, se gesta el movimiento de salido a la vida, a la donación, el servicio y la misión”, tal fue la síntesis del mensaje del obispo de Nueve de Julio, Ariel Torrado Mosconi, en la misa crismal este jueves 21 de marzo.
El jueves 21 de marzo se vivió una jornada verdaderamente eclesial en la ciudad de Nueve de Julio. En horas de la mañana, presbíteros, diáconos y seminaristas encabezados por el obispo tuvieron un momento de oración y reflexión en las instalaciones de la capilla “Sagrado Corazón de Jesús” que comenzó en el rezo de la liturgia de las horas. Los presbíteros Germán Loriente y Ariel Palanga presentaron el texto del padre José María Recondo “Llamados a una vida teologal” que luego fue reflexionado por grupos generando un animado intercambio de experiencias y opiniones que dejó muy satisfechos y animados a los participantes. Luego de ello se compartió un prolongado y ameno almuerzo fraternal.
Previamente, el Obispo informó sobre la situación de varios sacerdotes enfermos, el nuevo destino de un vicario parroquial para la parroquia “Inmaculada Concepción” de Lincoln, una próxima ordenación presbiteral en dicha comunidad y la admisión de un candidato al diaconado permanente en la parroquia “Nuestra Señora de los Dolores” de Trenque Lauquen.
Por la tarde, los citados sacerdotes, con la participación del clero y representantes de la vida consagrada y los consejos pastorales parroquiales, reflexionaron en torno a la oración, partiendo del testimonio de oración de Santo Domingo de Guzmán con sus “nueve modos de oración” teniendo como objetivo la presentación de propuestas concretas -según pidió el Pastor diocesano- para hacer de cada comunidad y realidad eclesial diocesana “casa y escuela de oración”.
Luego, ya en la Iglesia catedral, se tuvo el rezo de las Vísperas y la Misa crismal en la cual también concelebró el obispo emérito Martín de Elizalde. En la homilía, monseñor Torrado Mosconi, comenzó describiendo la realidad espiritual de nuestro tiempo, resumiendo: “asistimos hoy, a un fenómeno nuevo de falta de interioridad, de vivir permanentemente de estímulos exteriores proporcionados por la pantalla. La “cultura de la imagen” ha llevado a vivir preocupados por cómo me miran, obligados a un esfuerzo constante por “aparecer bien”, a una búsqueda desesperada de aceptación contabilizando obsesivamente los “likes”. ¿qué ha ocurrido para que nuestra gente no busque ya en la Iglesia, las respuestas a sus interrogantes más profundos, el remedio para sus sufrimientos más hondos y el sostén para seguir viviendo, trabajando y luchando? ¿Qué ocurre en el seno de nuestras comunidades eclesiales -esto nos desafía a pastores y fieles- que no alcanzan a atraer, convencer y “enamorar” con la persona, el mensaje y el don de Jesucristo?” Luego sostuvo: “Hay un movimiento interior que constituye la clave e indicio de una vida espiritual creciente, que va madurando y es -digámoslo así- un “entrar” y un “salir”. La oración y la vida espiritual consiste entrar en nuestro interior para ponernos en la presencia de Dios, oír su voz, contemplar la existencia desde allí y discernir su voluntad. En ese encuentro mismo, se gestan las resoluciones, propósitos y acciones, es el movimiento de salida. Salida de nosotros mismos, de todo egoísmo o narcisismo. Salida para el anuncio, el testimonio, el servicio, la compasión, las obras, en una palabra, del ágape, del amor”. Y concluyó exhortando a los presentes y a cada comunidad de la diócesis: “¡Enseñemos a rezar, a hablar con Dios y a escucharlo, introduzcamos en el arte y el combate espiritual de la oración! Busquemos los caminos, los lenguajes, los métodos, las maneras más variadas y mejores para llegar y ayudar a todos a renovarse en la oración, a reaprender a “rezar rezando”. Eso será también misión y traerá una renovación auténtica y duradera. Deseo de todo corazón que, en cada uno de nosotros y en todas las comunidades de la diócesis”
Al concluir la concelebración eucarística en la cual los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales y se bendijo el óleo para la unción de los enfermos, para el bautismo de los catecúmenos y se consagró el santo crisma, el Prelado diocesano invitó muy especialmente a rezar a la Santísima Virgen por los afectados por la reciente tormenta que afectó a tantos hogares y ocasionó daños materiales en la zona.
Finalmente, las delegaciones de fieles de las diferentes comunidades diocesanas, compartieron un ágape fraterno también en el salón de la citada capilla y del cual fueron esmerados anfitriones -tanto en el almuerzo como en la cena- laicos de la comunidad local.