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Una visita que reaviva la esperanza

Rica experiencia misionera de verano de la diócesis de Nueve de Julio
Se trata de una presencia, que, particularmente en este año jubilar, renueva la esperanza de quienes reciben la visita en sus hogares y se estable un vínculo que suele abrir paso a un proceso de fe y de incorporación o retorno a la comunidad” sostuvo monseñor Torrado Mosconi al referirse a la actividad misionera de la diócesis en este verano.
Desde el adviento y durante todo el verano, numerosos grupos misioneros han visitado las comunidades de la diócesis, así como los de nuestra diócesis han llevado a cabo su tarea en otros puntos del país. Alrededor de veinte grupos pertenecientes a parroquias y colegios, sobre todo de la arquidiócesis de Buenos Aires y a diversos movimientos eclesiales, estuvieron desarrollando actividades de visita a los hogares, encuentro de oración y catequesis para adultos, jóvenes y niños, junto a la santa Misa, sacramentos y adoración eucarística en ciudades y localidades rurales, con muy buena recepción por parte de los lugareños, particularmente agradecidos por la presencia en los hogares.
La mirada del Pastor diocesano
Haciendo un balance de este período misional, el obispo diocesano nuevejuliense, destacó: “La visita casa por casa, el encuentro cara a cara y mano a mano con la gente, ya de por sí justifica toda la movilización y el esfuerzo del grupo. Es Jesús, a través de su Iglesia, quien entra, quien pisa, una o dos veces al año ese hogar para bendecirlo, porque así lo siente la gente. Esa misma gente valora tal presencia y hasta suele decir: “era hora de que la Iglesia saliera a la calle y viniera a nuestras casas”. También valoró el hecho de que la experiencia misionera sea un crecimiento en la fe para los misioneros mismos: “El misionero no solamente da un mensaje, sino que recibe también un testimonio de fe que lo enriquece y hace madurar su vida espiritual. Estos días de convivencia, oración y servicio compartido son una genuina y auténtica vivencia de comunidad, experiencia de Iglesia”. Finalmente, monseñor Ariel, sostuvo que cada año se presenta el desafío de la continuidad de lo sembrado por los misioneros y la articulación con la pastoral de la comunidad local: “Es todo un desafío y exigencia de comunión, creatividad y coordinación pastoral, el saber y poder integrar el trabajo de los grupos misioneros con la pastoral de la parroquia local, y que cada año tratamos de hacerlo mejor”.
El aporte de otras diócesis y movimientos
De la variada y rica actividad misionera estival, caben pueden mencionarse, a modo de ejemplo, tres experiencias. Entre los venidos desde fuera, fue la misión juvenil en Carlos Casares; del aporte de nuestra diócesis a otras comunidades, señalamos la misión del grupo “Cardenal Pironio” en la ciudad de Mercedes y, dentro de la diócesis, la de los jóvenes de la unidad pastoral de Trenque Lauquen en Salliquelló. En torno al año nuevo, jóvenes del Movimiento apostólico de Schöensttat estuvieron en la ciudad y algunos pueblos del interior del partido de Carlos Casares. Acompañados por cuatro sacerdotes, más de un centenar de jóvenes, acompañados por laicos adultos, visitaron la casi totalidad de los hogares de los barrios asignados y pueblos. Entre las propuestas pastorales que desarrollaron, caben destacarse el “Taller para familias” del cual participaron muchos matrimonios, y los “Encuentros para jóvenes”.

El servicio fuera de la diócesis
El Grupo misionero “Cardenal Pironio” tuvo su segunda misión consecutiva en el barrio “Marchetti” y la capilla “Santa Teresita” de la ciudad de Mercedes. “En su mayoría somos estudiantes universitarios que nos vemos una o dos veces al año, por eso fue importante también la experiencia de la convivencia y el retiro espiritual previo al trabajo misionero propiamente dicho” expresó Florencia, una estudiante de ciencias económicas, “Esto nos sirvió tanto para fortalecernos como grupo y como preparación a la misión”. Se visitaron las casas del barrio, se tuvieron encuentros para niños y cada día se tenía la Misa en la capilla del barrio.

Una nueva experiencia dentro de la diócesis
Las parroquias de los partidos de Trenque Lauque, Treinta de Agosto, Tres Lomas y Salliquelló funcionan como “unidad pastoral” desde el año pasado y esto se ha visto reflejado en la acción misionera también. Encabezados por el padre Matías Micucci, adolescentes, jóvenes y algunos adultos de esas comunidades conformaron un único grupo misionero que desarrolló su acción en la parroquia “San José” de la localidad de Salliquelló. Contando su experiencia de coordinar por primera vez sólo un grupo, el padre Matías comenzó afirmando: “El grupo de jóvenes Callejeros de la Fe, de la parroquia de Trenque Lauquen, hace años que organiza misiones en distintos puntos de la diócesis. Aprovechando el marco de la unidad pastoral, hemos hecho este año una misión en conjunto con jóvenes de las distintas parroquias de la unidad pastoral. La misión fue en la comunidad de Salliqueló, durante una semana. La misión estaba conformada por chicos, chicas y adultos de Trenque Lauquen, de Tres Lomas y de Salliqueló. Un total de 60 misioneros. Nos alojamos en la escuela especial de la localidad. Nos guió el lema «enviados para amar». Refiriéndose a la actividad misma: “Según me comentaban, la comunidad nunca había recibido un grupo tan grande de misioneros. Incluso a algunos al principio les costó entender lo que estaba pasando. A pesar de eso, fue muy rápida la aceptación de la gente local. Y muy grato el apoyo y la colaboración de los fieles de la parroquia. Fueron ocho días de intensas actividades, descansos cortos, juegos con niños en distintos puntos de la ciudad, visitas al geriátrico, misas diarias también en distintos puntos de la ciudad, difusión radial, y por supuesto, las infaltables visitas casa por casa, en las que se comparten mates, historias, vida y fe. A Dios lo sentimos muy presente. Cada mañana comenzábamos escuchando el Evangelio del día. Durante el día se desarrollaban las actividades, y a la tarde nos reuníamos para la misa. Terminábamos cada jornada con una reflexión y oración nocturna en presencia del Santísimo Sacramento”. Y terminó diciendo: “Personalmente la viví con mucha emoción. Al principio con algo de incertidumbre ya que era la primera vez que me tocaba acompañar una misión sin la compañía de otro sacerdote o consagrado. Pero siempre muy confiado del equipo de adultos y coordis que fueron muy activos y responsables en cada momento. Creo que la confianza que se generó en el grupo fue sincera, la alegría fue enorme, y se pudo experimentar hondamente la gracia de Dios”.

Balance del delegado para las misiones
El Delegado diocesano de misiones, Padre Guillermo Gomez -quien en breve partirá por segunda vez a Mozambique por un año para prestar un servicio misionero- participó del encuentro anual de directores de Obras misionales y, preparando el próximo encuentro misionero nacional, está haciendo un relevamiento tanto de los grupos que vienen a misionar a la diócesis como de aquellos que van hacia otras Iglesias particulares.Haciendo una apreciación sobre la acción misional diocesana afirmó: “Estoy convencido que este año se vio totalmente renovada la actividad misionera en la diócesis. Sabemos que ésta, no es una dimensión más, sino la dimensión esencial de la Iglesia, la razón de ser de la misma. La misión nos sigue planteando en la diócesis desafíos hacia adentro, como la constante renovación interna de la Iglesia, el fortalecimiento de la identidad cristiana y la formación continua, para dar testimonio en la sociedad. Sin olvidar otros desafíos hacia fuera como, la secularización y el relativismo moral, la consideración de los nuevos areópagos y la dimensión pública del cristianismo”, concluyó
