Palabras del Obispo
Toma de Cátedra de Mons. Ariel
Homilía de Mons. Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio
con ocasión de la toma de la Cátedra
de la Diócesis de Santo Domingo en Nueve De Julio
1. La entrega del báculo con la que hemos comenzado esta celebración es un gesto que nos recuerda la sucesión apostólica en nuestro ministerio en un doble sentido. Por un lado que el ministerio episcopal se transmite ininterrumpidamente desde los Apóstoles y por otro que la misión que hoy se me encomienda como obispo de la Iglesia Particular de Nueve de Julio no comienza conmigo; sino que se remonta a hace más de cincuenta años y que en ella han trabajado incansablemente los cinco obispos que me han precedido, con su presbiterio y tantos hermanos consagrados y fieles laicos que han dejado su vida en esta porción del Pueblo de Dios. Es por eso que en esta misa he querido usar algunas de las insignias episcopales de mis predecesores.
Me hace mucho bien recordar que la Iglesia no comienza conmigo. Esta conciencia me ubica en la perspectiva de ser heredero de una tradición y con la responsabilidad de estar a la altura de quienes me precedieron. Espero, cuando el Señor me llame, poder haber sido un administrador fiel de los dones recibidos.
2. Para poder cumplir con esta grave misión que Dios me ha encomendado hoy le pido especialmente al Señor tres gracias: Sabiduría, humildad y generosidad.
Ante todo esa sabiduría que viene del Espíritu para poder gobernar la diócesis con prudencia y caridad. El Espíritu Santo viene a perfeccionar con sus dones a la virtud de la prudencia, propia del que tiene la misión de gobernar, para poder actuar “casi como por un instinto de la gracia” la voluntad de Dios en cada una de mis decisiones. Espero ser dócil a esta gracia de estado y dejarme conducir por el Espíritu.
Pido también la humildad que me permita siempre reconocer mi pequeñez delante de Dios y de los demás. En una expresión que suele usar frecuentemente Francisco “que no me la crea”. Esta humildad espero que se haga concreta en la búsqueda de consejo de los prudentes, en el trabajo en equipo con los sacerdotes, mis principales colaboradores en esta misión, y en la actitud continua de austeridad y sencillez de vida en cada uno de mis gestos y palabras.
Por último imploro la generosidad en la entrega de todo lo que soy y lo que tengo al servicio de la misión que Dios me encomienda. Mi vida ya no me pertenece. Dios ha tomado mi existencia en mi ordenación sacerdotal hace 25 años y aún más lo ha hecho en mi ordenación episcopal, hace ya siete años. Ahora al ponerme como pastor propio de esta diócesis de Nueve de Julio me pide una renovada entrega que espero vivir con espíritu generoso y abnegado.
3. El Evangelio correspondiente a la liturgia de hoy nos marca el programa pastoral que no es otro, tal como decía el recordado papa Benedicto XVI que hacer la Voluntad de Dios. En este bello texto Jesús se muestra lleno de esa alegría que brota de la experiencia del amor de Dios y que se expresa en la alabanza. El motivo del gozo del Señor es que la buena noticia ha llegado a los pequeños y a los pobres. Ésta será la acentuación pastoral en nuestra diócesis mientras dure mi misión. Tal como nos pide el Papa Francisco en la Exhortación Evangelii Gaudium: una etapa de la evangelización marcada por la alegría y que con un renovado espíritu misionero se orienta principalmente a los pobres y a todas las perisferias humanas y existenciales.
Que Nuestra Señora de Fátima y Santo Domingo, patronos de nuestra diócesis, intercedan por nosotros y nos concedan la gracia de ser fieles en esta misión. Y a todos ustedes les pido que recen por mí para que pueda de tener un corazón a imagen del de Jesús, Buen Pastor.
En la ciudad de Nueve de Julio, 1 de diciembre de 2015
+Ariel Torrado Mosconi
Obispo de Nueve de Julio