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Los Toldos: innovó en materia misionera
Ciento cuarenta jóvenes llegaron a suelo toldense el 3 de enero pasado, provenientes de la parroquia San Martín de Porres de Belgrano (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). A ellos se sumaron algunos progenitores, una iniciativa que pretendió ser una prueba piloto para experiencias posteriores y que tuvo una fuerte repercusión en una comunidad de casi 15.000 habitantes.
Los padres de los misioneros colaboraron con sus dones personales (conocimientos, profesiones y oficios) en la labor social y humanitaria. Así por ejemplo, un arquitecto y un matrimonio de psicólogos, contribuyeron desde sus lugares respectivos a refaccionar una casa familiar y a brindar apoyo a padres de jóvenes víctimas de adicciones.
“El objetivo de este trabajo fue que la misión no se centre solamente en la contención espiritual y en la evangelización sino que también brinde ayuda sobre temas más sociales. Esta, fue justamente la innovación que se realizó a las misiones tradicionales”, subrayó el cura párroco de Los Toldos, padre Horacio Lento.
Esta primera experiencia busca ser sostenida por los mismos misioneros durante las vacaciones de invierno y verano por tres años consecutivos para luego dejar organizadas las bases de trabajo en la comunidad.
Para la llegada y recepción del nutrido grupo, se subdividieron en grupos de más de 20 jóvenes, se requirió el alojamiento de seis centros diferentes en la ciudad y de una logística y organización prolija y exhaustiva. “Esto permitió a su vez que se generaran seis grupos que, si bien eran coordinados por los mismos sacerdotes, le permitían una total autonomía.”, detalló el padre Lento. “
La misión se extendió desde el 3 de enero hasta el 14 y “lo más inédito para la comunidad es que se realizaron durante todos esos días cinco misas en forma simultánea”, agregó el padre Lento que adjudicó esa oportunidad gracias al apoyo de los sacerdotes que acompañaron las misiones: el párroco de Porres, el padre José Luis Rey y al padre Sergio Larrumbe; a dos monjes del monasterio benedictinos y a un sacerdote angoleño, que se sumó por algunos días.
Es de destacar que durante las misiones se visibilizó asimismo el trabajo pastoral que realizan en forma permanente las hermanas y los monjes benedictinos, que prestan un servicio muy importante a la comunidad.
El padre Horacio Lento manifestó su beneplácito por la excelente predisposición de los sacerdotes visitantes así como también por la minuciosa organización y sincronización de los numerosos misioneros. “Sobre todo me llamó la atención, la austeridad de los chicos en cuanto a lo material y a su reticencia a recibir regalos. Tenían clara conciencia de que venían a prestar un servicio a los hombres en nombre de Dios”.
“Tras el paso de los misioneros la comunidad quedó movilizada y con muchas inquietudes a futuro. Ahora analizaremos qué cosas pueden realizarse en el corto y en el mediano plazo”, concluyó.